22 abril 2011

Adicción al trabajo puede provocar el tecnoestrés

A nuevos tiempos, nuevas enfermedades. Todo se transforma decía el insigne uruguayo Jorge Drexler. Y es que no les vamos a hablar hoy de ninguna enfermedad que salga en los manuales médicos -al menos, de momento-. Pero, sin duda, se trata de dos dolencias muy frecuentes en la actualidad: la ergodependencia y el tecnoestrés.

No las he inventado yo. Lo juro. De hecho, las he encontrado un poco por azar, mientras hacía mi revisión semanal de la actualidad médica. Confieso que me gusta dar un repaso a aquellas intervenciones casi de ciencia ficción, y conocer los resultados de los estudios llevados a cabo en los últimos meses en los diversos ámbitos de la salud. Y así, revisando, he topado con ellas en una publicación del prestigioso médico como la revista Jano: Ergodependencia y tecnoestrés. Su significado es sencillo de deducir. Desde luego, aquel que empezó a nombrar así a estas dos molestias tampoco es que se "rompiera los sesos".

Así, hablamos de ergodependencia cuando una persona no puede dejar de trabajar durante un tiempo prolongado. Es, por así decirlo, un adicto al trabajo, dejando de disfrutar de la lectura, de viajar con la familia, de acudir al cine y ver una buena película, hasta tal extremo de llegar a la depresión. ¿Eres ergodependiente? averígualo. Si hablamos de tecnoestrés, estamos definiendo una de las consecuencias de la ergodependencia. Una buena definición del tecnoestrés sería la siguiente: "Molestia que padecen aquellas personas que trabajan de manera mantenida con la tecnología (internet, en nuestros días)". Se suele manifestar mediante síntomas físicos (dolor en cervicales o lumbares, en relación con la postura mantenida durante muchas horas) y psíquicos.

TecnoestrÉs

Término que proviene del libro publicado en 1997 por Larry Rosen y Michelle Weil con el mismo título en el que se pone de manifiesto la adicción psicológica que puede producir el uso continuado de la tecnología. Se considera que una buena parte de la población puede estar aquejada de este mal de nuestros tiempos.

Algunas manifestaciones del mismo son: Necesidad imperiosa de adquirir las últimas novedades tecnológicas que salen al mercado

Capacidad de estar manejando varios dispositivos tecnológicos a la vez lo que produce dispersión en la atención que puede llegar a provocar trastornos de concentración y memoria. Empobrecimiento palpable del lenguaje tanto escrito como hablado que se traduce en la creación de códigos de palabras sincopadas y jergas particulares.

¿Padece tecnoEstrÉs?

Existe alguna medida eficaz contra esta enfermedad del siglo XX. La relajación. Cualquier técnica que nos permita desconectar de nuestra faena diaria, intentando con ello revertir nuestra ergodependencia y que también nos compense de los efectos del tecnoestrés (molestias a nivel de la columna, ideas obsesivas en relación con internet).

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