17 septiembre 2012

El estrés laboral aumenta el riesgo de infarto

El estrés en el trabajo aumenta en un 23% el riesgo de sufrir un infarto de miocardio, según el estudio más amplio realizado sobre la relación entre condiciones laborales y enfermedades coronarias en el mundo.

Aunque esta cifra es inferior a la de otros factores de riesgo de infarto como el tabaquismo, la obesidad o la inactividad física, el estrés laboral es responsable de “una proporción notable de enfermedades coronarias en las poblaciones activas”, escriben los investigadores en la revista médica británica The Lancet, donde presentan sus resultados científicos.

El estudio, realizado con datos de más de 197 mil personas, no aclara de qué modo el estrés en el trabajo puede conducir a un infarto. Pero “sabemos que, en situaciones de estrés, los fumadores tienden a fumar más, las personas con sobrepeso tienden a ganar más peso y los trabajadores tienden a hacer menos actividad física”, aclaró por correo electrónico, Mika Kivimaki, epidemiólogo del University College de Londres y primer autor del estudio científico.

Por lo tanto, “los datos indican que hay un efecto indirecto”, es decir, que el estrés lleva a adoptar comportamientos poco saludables, que a su vez llevan a un mayor riesgo coronario.

Kivimaki apunta que el estrés laboral también podría tener un efecto más directo sobre el corazón -por ejemplo, descompensando las hormonas que regulan el estrés o elevando la tensión arterial de manera permanente-. Pero advierte que este efecto directo no está demostrado.

“Recientemente hemos empezado a analizar esta cuestión, pero aún no tenemos resultados”, informa el doctor Kivimaki.

Estudios anteriores demostraron de manera inequívoca que los episodios de estrés agudo elevan el riesgo de infarto de manera transitoria por el efecto directo de hormonas de estrés.

Esto explica, por ejemplo, los casos de personas que sufren un paro cardiaco durante un ataque de ira, al declarar ante un juez o tras la muerte de su pareja, sobre todo por el impacto emocional de las “malas noticias”.

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