13 febrero 2015

Hábitos que mejoran el rendimiento laboral

Mantener un ritmo de trabajo diario que sea constante puede resultar difícil, sin embargo existen ciertos hábitos que pueden ayudar a que tu rendimiento laboral incremente y tu salud mejore.

Es esencial levantarse temprano y lo antes posible al trabajo. Cuando somos de las primeras personas en estar en la oficina, tenemos menos distracciones y menos prisas.

El realizar un desayuno completo y saludable que tenga la energía necesaria para mantenerte alerta durante el día, es una práctica que logrará que tu cerebro tenga los nutrientes suficientes para funcionar de la manera adecuada.

Planificar el día y realizar una lista de tareas, te permitirá priorizar que es lo más importante. Al realizar esto todos los días podrás mejorar tu visión global de tu empleo y te dará la posibilidad de anticipar reuniones difíciles e identificar nuevas tácticas para mejorar tu desempeño.

Prioriza las tareas más complejas y desagradables y hazlas en las primeras horas de la mañana. A primeras horas del día el cerebro se encuentra más despierto, por tanto los niveles de concentración son mayores y los temas difíciles son resueltos con mayor rapidez y efectividad.

Es importante hacer solo una actividad a la vez, esto conduce a que prestes mayor atención a lo que haces, resolviendo mejor los problemas o planeando nuevos negocios o procedimientos. Trata de evitar distracciones y guíate por tu agenda de trabajo.

Aprender a decir NO, puede ser difícil, pero es necesario negarse aquellas tareas que no van a traer ningún beneficio tangible o que no conducen a metas trazadas.

Mantener limpio el espacio de trabajo resulta una práctica que debes tener en cuenta siempre, pues es imposible ser eficiente si el entorno está desordenado. El ocultar el desorden en cajones tampoco es válido, pues el próposito de un espacio limpio es facilitar el desempeño y estimular la creatividad.

Las nuevas tecnologías de comunicación (correo electrónico, messenger, blackberry, twitter y whatsapp) son muy útiles si sabes administrarlas correctamente. Sin embargo pueden convertirse en enemigos de tu eficiencia. Evita estar siempre "en línea” y sólo usa estos servicios en casos de real necesidad.

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