09 junio 2015

Los riesgos de tener un lío con un compañero de trabajo

Demasiadas horas juntos en reuniones, comidas, viajes, compartiendo problemas, soluciones... El centro de trabajo es un lugar en el que se pasa mucho tiempo con los compañeros lo que, en ocasiones, puede hacer que una relación laboral pueda ir más allá, traspasando la línea que se separa el trabajo de lo emocional y sexual.

Según algunos expertos, este tipo de situaciones son cada vez más habituales, sobre todo en las personas a las que el trabajo les absorbe tanto que prácticamente sólo se relacionan con los compañeros de la empresa. Sea como fuere, estar codo con codo une mucho, pero siempre hay que tener cuidado porque puede llevar a la confusión. Un trabajador o trabajadora se puede sentir «cómodo» con un compañero de la empresa, pero eso no quiere decir que busque algo más que una mera relación laboral.

En otros casos, hay empleados/as que «idealizan» a algunos compañeros, más si son superiores. «Pueden sentir que están enamorados, muy enamorados los primeros quince días, pero luego se dan cuenta de que la otra persona no es lo que esperaba, sobre todo fuera del ambiente laboral —apunta Mila Cahue, autora de Amor del Bueno y psicóloga de parejas en el Centro de Psicología Álava Reyes—. Por eso, es mejor no manifestar al resto de compañeros el inicio de la relación hasta que no ha pasado el tiempo suficiente y se ha consolidado como un proyecto serio. Hay que pensar que si la relación se rompe y, posteriormente, esas personas inician otra relación con otro compañero en el trabajo, se estará difundiendo una imagen de ellos que no es conveniente. En la empresa hay que ser bueno y parecerlo», apunta Cahue.

Aún así, hay relaciones que acaban en matromonio. En estas ocasiones es importante ser creativos para, una vez que se llega a casa, no seguir siempre hablando de lo mismo: el trabajo. Es difícil, pero debe ser así para no hacer que la relación se vuelva monotema y aburrida.
¿Y si él, o ella, es el jefe?

En estos casos la situación se complica. Hay que ser muy prudente. «Si la relación es entre un jefe/a y un empleado/a, además de los diferentes puntos de partida desde un aspecto laboral, el riesgo es que no existe equilibrio de jerarquías en la propia relación —explica Mila Cahue—. La pareja no parte de una posición de igualdad. Se corre el peligro de que el jefe, que ejerce su poder en la empresa, quiera hacerlo también en el ámbito emocional sobre la otra persona».

Esta experta también señala que en estas relaciones surgen muchas dudas sobre si de verdad existe amor o interés. El jefe/a puede querer estar con un empleado/a para obtener más información de lo que se dice o se hace en la empresa, mientras que al empleado/a le interesa la relación para tener una situación privilegiada de cara a sus propios intereses. «Es muy difícil detectar si la pareja está por el interés o no, sobre todo en los comienzos de la relación. Con el tiempo y la evolución de la pareja se podrá saber si era por interés o no».

La prudencia vuelve a ser una de las recomendaciones de Mila Cahue. Es importante que las dos personas estén, además, mentalizadas de que una cosa es el ámbito laboral y otra el privado, lo que no es nada fácil.

Apunta que hay que tener mucha madurez emocional por si la relación se rompe no caer en conflictos, revanchas, acusaciones... que puedan repercutir negativamente, no solo en el aspecto emocional, sino también en la situación laboral. «Si uno da el paso de tener una relación amorosa con un superior, nunca debe olvidar los riesgos que puede suponer».

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