22 junio 2015

Molineros, un nostálgico oficio que sobrevive por las tradiciones

Don Adrián Osinaga Herbas tiene 71 años de edad y es parte de la tercera generación de harineros que permite mantener las tradiciones culinarias y culturales en el Valle Bajo de Cochabamba.

Aunque la tecnología haya avanzado, las viejas tradiciones y la nostalgia por los sabores de antaño aún mantiene vivo este antiguo oficio que inició cuando aún la energía eléctrica no había llegado y los rústicos molinos de piedra impulsados por corrientes de agua eran la única opción para la molienda de granos.

La población quillacolleña recuerda a don Juan Montaño Merubia, el dueño de la primera usina de electricidad que funcionaba con las corrientes de agua que bajaban desde Chocaya, en Marquina.

“Era el único molino, y toda la gente llevaba ahí sus granos”, recuerda don Adrián.

Frente a la alta demanda de campesinos que llegaban cada domingo desde las zonas altas de Quillacollo, varios molineros iniciaron también este emprendimiento.

“Como no había electricidad, mi abuelo hacía funcionar su molino con un tractor. Instalaba una polea plana al motor de tractor y eso hacía funcionar el molino de piedra”, cuenta don Adrián, al referirse a su abuelo, don Erasmo Osinaga, quien instaló una de las primeras molineras en la calle Potosí, entre la calle Loa y Santa Cruz, a pasos de la plaza de Granos de Quillacollo.

Junto a él también iniciaron el oficio don Jaime Menzona, en su vivienda de la calle 6 de Agosto, a pasos de la escuela Darío Montaño; Vicente Prada en la calle General Pando a media cuadra al oeste de la Plaza Bolívar, y también la de don Pedro Mercado instalado en plena plaza de Granos.

De todos estos molinos solo el de Erasmo Osinaga continúa funcionando, luego de haber pasado por las manos de su hijo Fructuoso y ahora con su nieto Adrián.

Aunque muchos de los productos alimenticios en base a harina, como el pan y las pastas vengan empaquetados, todavía queda una innumerable variedad de productos que solo se pueden preparar en casa, como los panes chhamillos, la jak’a lawa, el tojorí, el phiri, el api y el elixir del valle, la chicha.

Pero los jóvenes gastrónomos también ven en los viejos molinos un alto potencial para la cocina internacional. En el Instituto del Sur (INSUR) por ejemplo, cuatro jóvenes vienen experimentando nuevos sabores incorporando la harina de papa qhoyllu o violeta en los platos fuertes, postres y bebidas.

“Lo hicimos deshidratar y ahora lo queremos moler para incorporar en nuestras recetas”, dice Roger Jiménez quien acude al molino de don Paulino Poma y su esposa Cristina Pocori, que hace 15 años fue instalado en la calle Loa cuando llegaron desde el cantón Leque, en Tapacarí.

Apuntes.



Servicios

Los molinos de granos en Quillacollo están disponibles para los granos de trigo, maíz, haba, arveja, wiñapu para chicha, harina para alimento de animales.



Tarifa

Los usuarios de estos molinos acuden al servicio con pedidos desde media cuartilla hasta decenas de fanegas (bolsas de 4 quintales).

El servicio más pequeño se lo realiza desde 2 bolivianos, y las fanegas por 20 bolivianos.

Antiguamente, los molinos de piedra molían una arroba en tres, ahora con el molino a electricidad terminan en cuestión de minutos.
Opiniones.

Adrián Osinaga

Molino Tukuypaj

Antes era difícil porque el molino era de piedra y si sus grillas se gastaban era todo un trabajo que tenía que hacer el picapedrero. Se perdió el picapedrero y también el molino de piedra. Mi molino funciona desde que mi abuelo tenía 40 años, lo continuó mi padre y después yo. Lamentablemente, los hijos ya tienen otros planes y cada uno jala por su lado.

Sandalio Encinas

Cliente de Cercado

La gente viene con sus bolsas de todos los tamaños, desde media cuartillita hasta fanegas enteras.

La mayoría viene del campo, de Morochata, Cocapata, pero también vienen de la ciudad, más que todo los domingos; venden sus productos, se compran maíz y vienen a molerlo.

Paulino Poma

Molino calle Loa

Molemos todo lo que esté seco, desde maíz, papas, chuño, trigo, wiñapu para la chicha, todo.

La gente del campo generalmente nos busca, porque allá no hay tiendas ni dinero para comprar y todo elaboran ellos su lawa, su pan o su chicha.

Octavia Torrico

Cliente Villa Granado

Vivo en la ciudad y estoy viniendo por primera vez porque me regalaron una bolsita de maíz negro. Lo estoy haciendo moler para hacerme api la noche de San Juan. La media arroba habían sabido moler por 3 bolivianos, me parece muy accesible y rápido. Lo bueno de aquí es que te llevas la harina fresquita y purita.

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