01 septiembre 2015

Cada vez más mujeres tienen empleo, pero con desventajas

En Bolivia, al igual que en el resto de Latinoamérica, cada vez es mayor el número de mujeres que trabajan en el mercado laboral (empleos fuera de las labores habituales del hogar).

Entre 1976 y 1992, la participación de la mujer en la economía aumentó de 22,5 a 40 por ciento (Censo Nacional de Población y Vivienda, CNPV, 1976 y 1999). En 2002, el 44 por ciento de las mujeres trabajaban (CNPV- INE, 2002); y en 2012, este porcentaje se ubicó en alrededor del 60 por ciento (INE).

Aunque la participación femenina en la economía alcanza cotas muy elevadas, las mujeres están rodeadas de precarias condiciones para generar ingresos.

Según el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla, 2014), en Bolivia tres sectores pasan por una preocupante situación de desempleo. Primero, los jóvenes, que constituyen una tasa del 13,5 por ciento; el otro grupo poblacional afectado es el de las mujeres, mientras que el tercer grupo lo constituyen los profesionales, técnicos o simplemente gente que está cursando estudios universitarios.

La masiva informalidad y emprendimiento de la economía boliviana tiene rostro de mujer, pero de mujeres pobres. Según la Fundación de Educación para El Desarrollo (Fautapo, 2013), las mujeres ocupan el 15 por ciento de los empleos formales. El 65 por ciento de las mujeres están ocupadas en el sector informal, en comparación con sólo el 57 por ciento de los hombres.

A su vez, en el sector informal, el 77 por ciento de las mujeres y el 58 por ciento de los hombres trabajan por cuenta propia.

Sin embargo, en este sector, el emprendimiento de las mujeres es altamente valorable.

Un estudio de la Universidad Católica Boliviana (UCB, 2011) evidenció que 37 de cada 100 mujeres se encuentran realizando una actividad emprendedora.

Los emprendimientos femeninos son menos formales y sostenibles. En el ámbito empresarial existe poca participación del género femenino en los directorios y Bolivia no es la excepción, por lo general, en directorios conformados por 10 o 12 personas, se encuentran solo 1 o 2 mujeres.

Usando datos promedio simples a nivel de actividad, los ingresos percibidos por los hombres son 47 por ciento mayores que aquellos logrados por las mujeres, independientemente del grado de calificación requerido para el trabajo, según el Instituto Nacional de Estadística (INE, 2012). Se mantiene un alto porcentaje de mujeres en la categoría trabajador familiar o aprendiz sin remuneración, 32,68 por ciento frente al 12,58 por ciento de hombres para 2009 (INE, 2012).

Sin embargo, también se han dado algunos logros: el Foro Económico Mundial (2013), sitúa a Bolivia en el puesto 27, de un total de 136 países estudiados en el mundo, sobre las condiciones de igualdad de oportunidades para ambos géneros. El ranking de los mejores países “para ser mujer” está encabezado a nivel mundial por Islandia, que ocupa ese sitial por quinto año consecutivo.

Otros avances para la mujer

• En Latinoamérica, Bolivia está en cuarto lugar después de Cuba, Nicaragua y Ecuador en el ranking de "mejor país para ser mujer", según el Foro Económico Mundial (2013).

• En economía, el informe otorga a Bolivia el puesto 57, junto con Uruguay y Colombia. Bolivia subió tres posiciones a nivel mundial. En 2011, el país estaba en el puesto 62 y en 2010, en el 76.

• En términos de políticas monetarias sociales, 64.726 madres y 544.147 niños se beneficiaron del Bono Juana Azurduy.

• El acceso de las mujeres a la tierra en el período 1953-1993 fue del 9,8 por ciento, y en el período 1996-2013, del 46 por ciento.

• El 2012, el 36,4 por ciento de trabajadores asalariados no agrícolas eran mujeres.

• Según área de residencia, el porcentaje de mujeres rurales en empleos remunerados no agrícolas se ha incrementado de 20,9 por ciento en 2006 a 27,9 por ciento en 2012.

• Según la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), en general, los microcréditos a mujeres subieron en 46 por ciento entre 2011 y 2013.



Sugerencias

Principales sugerencias que surgen de distintos organismos nacionales e internacionales, señalan lo siguiente:

• Transformar el trabajo en favor de derechos de la mujer.

• Formular políticas sociales idóneas para las mujeres.

• Posibilitar un entorno macroeconómico favorable.

• Reforzar los derechos de propiedad y los derechos sucesorios de las mujeres y ampliar su acceso al crédito y otros recursos productivos se puede reducir la brecha de productividad entre hombres y mujeres.

• El acceso a servicios de salud, educación y formación vocacional.

• Presupuestos que contemplen perspectiva de género.

• Inversiones en infraestructura y servicios de transporte, acceso a la electricidad y a fuentes de agua, un mejor acceso a las tecnologías de la información y las comunicaciones.

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