07 diciembre 2015

Albañil, un oficio cada vez más desprotegido

Con el overol azul roto entre las piernas, de la mitad de la canilla hasta la mitad de la pierna, los zapatos negros se hundían en el barro, mientras la intensa lluvia entremezclada con granizos no cesaba y azotaba a uno de los obreros, al igual que a sus demás compañeros que desempeñaban su labor en la construcción del Hospital del Quemado.
Con el acullico a un costado de la boca, dos trabajadores echaban el ripio a la mezcladora, mientras otro enterraba la pala en la arena para cargar el árido a una caja de madera, que después fue trasladado a la mezcladora. El ruido de esta máquina hacía que los obreros eleven el tono de voz para comunicarse.
Algunos sin casco, otros sin overol, ni botas, ni guantes, desempeñaban su trabajo: doblaban hierros y trasladaban carretillas llenas de material de trabajo.
Soportar las inclemencias del tiempo, frío, lluvia o calor, es de todos los días, así comentó uno de ellos. La construcción no se detiene, no sólo en este lugar, sino también en otras edificaciones.
En otra visita que hizo el País eN, el sol que se desplomaba cerca de medio día, hacía que los albañiles que trabajan dentro del campus de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS), busquen de rato en rato la sombra, pero con en el martillo combo en mano, agitan el brazo para golpear las piedras que formarán parte de la acera de la infraestructura.
Una gorra es lo que tenían para protegerse, algunos añadieron un trapo que colgaba de la cabeza hasta el hombro, cada momento un breve descanso para limpiarse el sudor que se encanalaba por sus cejas.
En algunos casos, la empresa no dota de la indumentaria de trabajo, y si lo hace les descuentan de su sueldo, una práctica que está prohibida. Pero también son los propios trabajadores que no quieren usar la indumentaria por comodidad, más aún en tiempo de calor.
De todas maneras, es política y obligación de la empresa hacer cumplir este aspecto que está estipulado en normativas nacionales.
O si no basta con observar a las empresas petroleras, ahí a todos se les exige el uso ropa de trabajo, overol, casco, botas y demás indumentaria, aunque el calor sea “insoportable”, al considerar que éstas empresas operan en las cálidas tierras del Chaco, donde la temperatura normalmente está por encima de los 35 grados centígrados.
Pero esta situación no se observa en las construcciones, y es así que la inseguridad laboral se campea en todas las edificaciones, por más “pequeñas” o “grandes” que sean.
Prueba de ello, es que el reporte del Hospital Regional San Juan de Dios (HRSJD) indica que mínimamente atienden unos cuatro pacientes por accidentes laborales, por semana, registro en el que están incluidas las caídas de altura de trabajadores.
El último reporte del nosocomio, emitido el 30 de noviembre, muestra que de 150 atenciones que realizaron en una semana en emergencias, 40 fueron por caídas de altura.
Ahí está incluido el último accidente de la edificación del Cine Center, que dejó como saldo 12 heridos, tras haberse caído un encofrado. Ocho fueron dados de alta el mismo día del hecho, sólo presentaban policontusiones, por lo que fue calificado como un incidente con suerte.
Pero suerte no tuvieron los dos que se accidentaron con anterioridad, porque murieron. El último, falleció tras permanecer cuatro días en estado de coma en Terapia Intensiva del HRSJD. Este trabajador llegó del área rural y recién había empazado a trabajar en ese lugar, hasta que llegó el infortunado día que le condujo a la muerte.
Posterior a esto, que fue como una secuencia, lamentaciones fueron y vinieron. El Ministerio de Trabajo reaccionó, a pesar de que antes habían constatado que la empresa no brindaba las condiciones de trabajo laboral a los albañiles.
El jefe departamental del Trabajo, Ramón Vilca, anunció que una de las alternativas era la paralización de la obra si es que hasta el 2 de diciembre no brindaba todas las condiciones laborales.
El representante legal de la promotora Calavi, Henry Vargas, que ejecuta dicha infraestructura, reconoció que aún incumplen algunos aspectos con sus obreros, pero que realizarán un análisis de riesgo para identificar qué cosas más les faltan implementar.
Por lo cual, hicieron la representación legal ante el Ministerio de Trabajo, para esta instancia les conceda la ampliación del plazo de cumplimiento, que feneció el pasado miércoles, y de esa manera cumplir con todas sus obligaciones.
El secretario ejecutivo de la Federación de Constructores de Tarija, Carlos Salvatierra, lamentó que las empresas constantemente vulneren los derechos de su sector. Por lo que señaló que se reunirán con todos los sindicatos del rubro para hacer un análisis y tomar determinaciones al respecto. No descartó la posibilidad de ir a detener las obras si la situación continúa.
“Nuestros compañeros no pueden ni organizarse en sindicatos, porque los empresarios ya nomás están viendo quiénes son los que organizan para tomar represalias contra ellos, les amenazan con votarlos, o no pagarles su beneficios sociales-dijo Salvatierra-. Eso nosotros ya no vamos a permitir, nosotros estamos bien organizados, y vamos a reivindicar nuestros derechos, ya no vamos a permitir que abusen de la clase obrera”.
A esto se suma los despidos injustificados, que de un momento a otro los albañiles reciben la noticia de que ya no necesitan de sus servicios. El dirigente recordó que la situación más latente es el despido de los trabajadores de la obra del Mercado Central, como así también de la edificación de la Caja Petrolera de Salud.
Explicó que la empresa no quiere reconocer los beneficios que les corresponden a los trabajadores, uno de ellos, el desahucio. Por lo cual, no descartan judicializar el caso si es que no se puede llegar a una conciliación.

Según el dirigente, el 99 por ciento de las empresas incumplen con sus obligaciones con los trabajadores de la construcción.

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