25 abril 2016

Debate del incremento salarial marca la pauta de la economía



Mientras el Gobierno no se mueve del 4%, la COB insiste en una negociación sobre la base del 8.5%. La empresa privada reitera su queja por no ser tomada en cuenta en las reuniones donde se definen estos aumentos. Según el economista Mirko Gardilcic, el ajuste de los sueldos y salarios en función a la tasa real de inflación, si bien traería bienestar inmediato, podría acarrear un alza en la tasa de inflación y contracción de la oferta.

Se acerca el 1 de Mayo, Día Internacional del Trabajo, y, como todos los años, abril se constituye en un mes decisivo para la determinación de un incremento salarial que el Gobierno nacional establecerá mediante un decreto supremo.

Hoy por hoy, la discusión pasa por la propuesta de la Central Obrera Boliviana (COB) de negociar sobre la base de 8.5% de aumento para el salario básico y de 15% para el mínimo nacional, en tanto que el Gobierno adelantó que no se moverá del 4% para el salario básico y el mínimo nacional.

Negociación
El economista Carlos Andrade Padilla explica a los lectores de CAPITALES que el porcentaje de este incremento generalmente se establece por un acercamiento directo entre la COB y el Gobierno, sin ninguna participación del sector privado, que debe limitarse al cumplimiento de lo establecido en el mencionado decreto.

En pasados días, el gerente general de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Chuquisaca (Cainco), Lorenzo Catalá, exigió al Gobierno, en declaraciones realizadas a CORREO DEL SUR, una política salarial clara y no incrementos salariales que estén supeditados a las presiones políticas de cada año. “Tenemos que esperar a mayo, los empresarios, con una incógnita en la cabeza sin saber nunca cuánto se va a incrementar. Queremos una política clara, de largo plazo, no pues una reacción hormonal”, dijo.

En la misma línea de razonamiento, el empresario Gonzalo Argandoña opina a CAPITALES que se ha vuelto una costumbre esta negociación política, de la que está excluido el sector privado.

“Al final, a las empresas solo les queda acatar lo que el Gobierno decide. Pero hay que tomar en cuenta que no todas las empresas están con la capacidad de pagar un aumento: la mayoría están en crisis, algo que no solo afecta al empleador, sino también al empleo”, afirma.
La presidenta de la Federación de Empresarios Privados, Sussy Sandoval, indicó que Chuquisaca no está en condiciones de asumir ni siquiera el 4% de incremento anunciado por el Gobierno.

El IPC y el PIB
En este tema, Andrade observa que los incrementos salariales de los últimos cinco años no fueron establecidos de acuerdo con la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) acumulada durante el año inmediato anterior, supuesto parámetro que se toma en cuenta a la hora de definirlos.

“Repasando las últimas relaciones (página web del INE) se tiene: El IPC de 2010 fue del 7.18% y el incremento salarial para la gestión 2011 fue el 10%. El IPC de 2011, del 6.90% y el incremento salarial para 2012 fue del 8%. El IPC de 2012 alcanzó al 4.54% mientras que el incremento para 2013 fue del 8%. El IPC de 2013 fue del 6.48% y el incremento para 2014 fue establecido en 10%. Finalmente, el incremento salarial de 2015 fue establecido en un 8.5%, cuando el IPC de 2014 alcanzó el 5.19%”, detalla el economista.

Según Andrade, se justifica la solicitud del empresariado nacional de participar en la negociación porque existen otros factores a considerar, aparte del IPC.

Uno de esos factores es el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), pero los pasados aumentos salariales resultaron también ser mayores a las tasas de este importante indicador.

El PIB creció en los años recientes así: en 2010, un 4.10%; 2011, un 5.20%; 2012, un 5.10%; 2013, un 6.80%; 2014, un 5.50%, mientras que el pasado 2015 registró un crecimiento de 4.80% (dato preliminar).

Esto confirma que ningún incremento salarial fue igual o menor a las tasas del PIB.

Capacidad de pago
Según Catalá, de la Cainco, este sector solo puede pagar un 3% de incremento salarial, en atención al crecimiento regional. “¿Cuánto creció en promedio la economía chuquisaqueña? 3%. Por lo tanto, ¿cuál debería ser el tope que nuestras empresas formales podrían asumir? 3%. Eso es lo que dicen los números, más de eso no podemos”.

Andrade, por su parte, señala al respecto que también se debería considerar la capacidad de pago de cada empresa. Si bien los últimos incrementos salariales fueron mayores a las tasas de crecimiento del PIB, muchas empresas se ven obligadas a cumplirlos sin haber alcanzado esos niveles de crecimiento.

Por ejemplo, si se observa el PIB de 2014 (último dato oficial), los sectores de la construcción; electricidad, gas y agua; financiero; y extracción de minas y canteras (en ese orden) crecieron más que el PIB. En tanto que los sectores de transporte, almacenamiento y comunicaciones; servicios comunales, sociales, personales y domésticos; las industrias manufactureras; restaurantes, hoteles y comercio; y el sector de agricultura, silvicultura, caza y pesca (también en ese orden) crecieron en menor proporción al PIB.

“Debería entenderse que para estos sectores su crecimiento no es suficiente como para soportar incrementos mayores a los alcanzados. En este sentido, el Gobierno debería considerar la situación de aquellos sectores que se dedican especialmente a la exportación, para quienes seguramente el efecto será aún más relevante en sus economías que, por efecto de la crisis mundial, ya están seriamente afectados”, sugiere Andrade.

Poder adquisitivo
Según el ministro de Economía, Luis Arce, los incrementos anuales se fijan en función al porcentaje de inflación del año anterior para mantener el poder adquisitivo.

A diciembre del año pasado, se registró una reposición del poder adquisitivo del salario de los trabajadores en términos de la tasa de inflación de 2.95 por ciento.

Mientras, el secretario ejecutivo de la COB, Guido Mitma, advirtió en pasadas horas que si no consiguen una respuesta positiva en la reunión prometida con el presidente Evo Morales, convocarán a un ampliado para determinar medidas de presión contra el Gobierno.

Progreso del consumo, según el INE
En abril del año pasado, el investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) Bruno Rojas alertó en un programa de televisión de la Red Uno que el incremento salarial dispuesto por el Gobierno para 2015 (del 8% al haber básico) era, en realidad, un aumento parcial porque no cubría el desgaste de la fuerza de trabajo, sino que solo la reponía en parte.

Su argumento, que puede ser aplicado para todos los incrementos salariales y fue reproducido por la revista Datos, era el siguiente:
El INE contaba con una base en 1991 que determinaba los parámetros/indicadores para definir el progreso del consumo. Sin embargo, cambió esa base “actualizando” los indicadores para mostrar que “teóricamente” habría cambiado la realidad.

En otras palabras, el INE cambió las ponderaciones al consumo de la canasta familiar bajándola hasta en un 40%, pero subió la ponderación a otros productos como, por ejemplo, los celulares. Varios analistas cuestionaron en los últimos años esta decisión señalando que el peso de ese tipo de gastos —en este caso en productos tecnológicos— no puede ser similar a los alimentos.

Si retomamos la base de 1991, según dicho investigador del CEDLA y tomando como base los indicadores del año pasado, la inflación no hubiera sido del 4.54%, sino del 10%. Por eso, decía Bruno Rojas, el incremento salarial de 8% solo repuso parcialmente la fuerza de trabajo desgastada.

Si bien traería bienestar…
Según el presidente del Colegio de Administradores de Chuquisaca, Mirko Gardilcic, el ajuste de los sueldos y salarios (reposición del valor adquisitivo) en función a la tasa real de inflación superior a la calculada por el INE (2.95%), si bien traería bienestar inmediato a la población, en forma casi paralela podría acarrear un alza considerable en la tasa de inflación (incremento de la demanda generado por el aumento del ingreso de los consumidores) y una contracción de la oferta (aumento de los costos de la mano de obra).

2.95 por ciento fue la tasa inflacionaria registrada en Bolivia el año pasado.

EN 10 AÑOS
Cada año fruto de negociaciones entre la dirigencia de la Central Obrera Boliviana (COB) y el Gobierno, el salario mínimo nacional pasó de 440 bolivianos en 2005 a 1.656 bolivianos en 2015.

EMPRESARIOS
Los empresarios del país vienen solicitando que ese proceso de negociación sea tripartito, es decir, se permita su participación, desde hace una década.

OTROS PAGOS
A partir del salario mínimo se paga el bono de antigüedad, los subsidios pre y post natales, además de los gastos de sepelio.

DOBLE AGUINALDO
A la carga anual del incremento salarial a los empresarios privados se les suma la preocupación por el pago del doble aguinaldo. El Decreto Supremo 1802 establece la cancelación de ese beneficio cuando la economía crece más allá del 4.5%.

LA COB
La dirigencia de la COB sostiene que la política salarial no se debe definir tomando en cuenta la inflación, sino el costo de la canasta familiar.

OPINIÓN
El economista Julio Alvarado opinó a la revista América Economía que el incremento del salario mínimo, de 207 dólares en 2015, no tiene mucho efecto por ser muy bajo.

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