12 junio 2017

Los viejos oficios que se han puesto de moda gracias a los "hipsters



Hay oficios que son casi tan antiguos como el ser humano mismo: trabajos manuales, necesarios pero poco prestigiosos, que se ejercen desde hace siglos en todo el mundo.

Pero en muchas ciudades grandes, especialmente en el mundo desarrollado, una nueva generación los está reinventando como carreras bien pagadas y perfectamente aceptables incluso para los poseedores de un título universitario.

Se trata del hipster, que es un consumidor de cultura alternativa, sofisticado y culto, altamente tecnologizado, que usa poleras con mensajes irónicos, pantalones pitillo, pañuelo palestino y anteojos de marco grueso de carey. Escuchan música indie y ven cine alternativo.

Carniceros "hipster"

Se trata por lo general de jóvenes que, pudiendo hacerlo, optan por no ejercer ninguna de las profesiones que demanda la actual economía, cada vez más basada en el conocimiento y la tecnología.

En su lugar, eligen dedicarse a servir y hacer cosas con las manos. Y, en el proceso, le han conferido un nuevo estatus a viejos oficios "de cuello azul", como barberos, carniceros y cantineros.

¿La prueba? La proliferación de esas barberías de postín en las que elegantes jóvenes tatuados con cuidadas barbas que prometen una experiencia "de vieja escuela", de carniceros que virtualmente conocen todo sobre los animales que destazan, innovadores maestros del coctel que los han elevado a la categoría de arte...

Y en su libro "Maestros artesanos: viejos oficios en la nueva economía urbana", el profesor de sociología de la City University de Nueva York Richard Ocejo también incluye en la lista a los cada vez más numerosos fabricantes de licores artesanales.

Nuevo tipo de consumidor

"En buena medida la reinvención de este tipo de oficios es una respuesta a los cambios del mercado y en gusto de los consumidores", le dice Ocejo a la BBC.

"La nueva generación de jóvenes profesionales que se está mudando a las ciudades de moda ha desarrollado gustos muy específicos, que son muy diferentes de los de previas generaciones", explica.

Se trata, según Ocejo, de consumidores que buscan productos muy personalizados que les garanticen un cierto tipo de experiencia.

Y que también quieren tener información sobre lo que consumen: conocer el origen, la historia, el proceso involucrado en la producción de lo que consumen.

Algo que esta nueva generación de artesanos y comerciantes está dispuesta a hacer encantada.

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