En medio de una creciente incertidumbre económica y energética, el sector industrial boliviano expresó su profunda preocupación ante el inminente anuncio del incremento salarial por parte del Gobierno. Pablo Camacho, vocero de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), advirtió que un aumento del 20% en el salario mínimo nacional podría ser "insostenible" y generar una ola de cierres de pequeñas y medianas empresas, afectando gravemente el empleo formal.
El sector industrial advierte que un aumento del 20% en el salario mínimo agravaría el desempleo y podría provocar una espiral inflacionaria en un país afectado por la escasez de divisas, la crisis energética y el estancamiento económico.
“Hoy, con un salario mínimo de Bs 2.500, el costo real para el empleador se eleva a Bs 3.700, considerando cargas sociales, como: aguinaldos, vacaciones, horas extraordinarias y antigüedad”, explicó Camacho en una entrevista emitida la noche del martes en un canal de televisión.
Agregó que un incremento de 500 bolivianos llevaría el salario mínimo a 3.000 bolivianos, lo cual —según el empresario— muchos sectores no podrán sostener.
Camacho afirmó que el país atraviesa una “crisis de gemelos”: una crisis económica reflejada en un crecimiento proyectado de apenas 2,1% para 2024 —frente al 3,2% de 2023— y una crisis energética marcada por la escasez de combustibles y largas filas para abastecerse.
Además, alertó sobre el incremento del tipo de cambio paralelo, que ya supera los 11 bolivianos por dólar, frente al tipo de cambio oficial de 6,96. Esto ha deteriorado la competitividad de las industrias, que dependen de importaciones para producir.
El líder empresarial también hizo referencia a los efectos colaterales que tendría un alza salarial en este contexto: “Podría generar una peligrosa espiral inflacionaria y mayor informalidad laboral. Muchas empresas ya están considerando despidos o cierres definitivos”, afirmó.
“Estamos viendo cómo se multiplican los locales en alquiler en La Paz, El Alto, Santa Cruz y otras regiones. La crisis ya no es un discurso político, se vive en las calles”, añadió.
Camacho lamentó que, hasta la fecha, no se haya convocado a una reunión tripartita entre empresarios, trabajadores y Gobierno. “Este diálogo debió comenzar en enero. No puede ser que lleguemos a una instancia donde la decisión ya esté tomada, y solo se nos convoque para una foto”, criticó.
También cuestionó el rol de la Central Obrera Boliviana (COB), promotora del incremento salarial de hasta un 20%, y les pidió “la misma energía con la que exigen aumentos” para luchar contra el contrabando, defender la producción nacional y promover el consumo de lo hecho en Bolivia.
“Hoy no es momento de priorizar la ideología sobre la economía. Es momento de preservar empleos y fortalecer la industria. Un incremento salarial irresponsable podría ser el error que termine de asfixiar al sector productivo formal”, dijo.
El Gobierno boliviano y la COB se preparan para anunciar en las próximas semanas el porcentaje definitivo de incremento, que tradicionalmente se oficializa el 1 de mayo, Día del Trabajador. Mientras tanto, el sector empresarial espera una apertura al diálogo que permita evaluar alternativas menos riesgosas para el ya golpeado aparato productivo nacional.