A veces, cuando uno ya lleva varios años trabajando en un mismo lugar, siente que está en el sitio equivocado. ¿Puede ser que uno no haya elegido bien su profesión? ¿Sería bueno dar un giro de timón? No pocos se plantean estas preguntas pasados los años, pero no todos saben cómo revertir la situación.
Kerstin Till vio venir ese problema. Sentía que ya no estaba contenta con su trabajo como asistente de dirección, aunque la paga era buena. "No podía asumir responsabilidades, no podía trabajar de un modo independiente", dice al recordar lo que le disgustaba. Durante unas vacaciones le surgió una idea que no pudo soltar. Quería estudiar.
Antes, cuando alguien no se sentía del todo satisfecho o incluso frustrado con su trabajo, no se planteaba este tipo de preguntas. Seguía trabajando y en algún momento se jubilaba. Muchas veces era por la falta de alternativas.
Hoy el mundo es distinto. Son muchas las personas que cambian de rumbo, que deciden probar otras cosas y que prefieren no estar toda la vida en un mismo lugar.
Sin embargo, hay mucha gente que no se atreve a tomar una decisión así. ¿Por qué? Puede ser por mil motivos, desde razones de salud hasta la preocupación de qué pensarán los familiares y amigos, que cuestionarán la decisión. Eso puede ser así hasta que alguno pone un freno y se da cuenta de que "funcionar", tal como lo esperan los demás, no está funcionando.
Kerstin se dio cuenta de que "no quería estar 20 ni 30 años más trabajando en algo que no (la) llenaba". Y entonces decidió prestarle algo más de atención a su interés por la Psicología. Empezó a estudiar. "Nunca dudé de que estaba haciendo lo correcto", recuerda.
De todos modos, no es cuestión de que las perspectivas económicas lo desalienten. El primer paso es pensarse, desmenuzar el sinsabor o la incomodidad, y ver qué nuevos caminos se podrían emprender. Sólo es cuestión de atreverse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario