14 noviembre 2011

Niñeras. Formadas en busca de mejores resultados

Las clases son por la noche, de 19:30 a 22:00, en el corazón de la Villa Primero de Mayo, en la Escuela Técnica para Adultos San Alonso, de Fe y Alegría. Ni el horario ni la distancia disuaden a las alumnas del curso de Puericultura, ellas llegan allí desde distintos puntos de la ciudad porque quieren terminar una carrera en la que aprenderán cómo criar niños.

Marcela Cardona, Rosemary Ortiz, Claudia Saucedo, Cintia Salazar, Verónica Mendoza, Fabiola Mamani y Maribel Ortiz son algunas de las estudiantes del cuarto semestre que están preparando su monografía para concluir su formación. Algunas son madres que se inscribieron buscando saber cómo atender y educar a sus hijos; otras trabajan como auxiliares en guarderías y kínders y las demás no descartan la posibilidad de dedicarse al cuidado de los pequeños de alguna familia que las contrate.

Fabiola Mamani cada día se traslada en micro desde el kilómetro 6 de la carretera a La Guardia y llega pasadas las 23:00 a su casa. Habla con entusiasmo de su estudio y dice que lo más importante es haber aprendido a conocer a los niños.

La coordinadora de San Alonso, Laura Pereira, explica que el curso brinda conocimientos pedagógicos y sicológicos sobre el desarrollo de los niños, información nutricional y datos básicos de salud, además de métodos didácticos para educarlos. Las alumnas elaboran manualidades, aprenden rondas y otras herramientas educativas.
Pereira indica que los cursos, que tienen una duración de dos años, se realizan hace aproximadamente una década y que la mayoría de la egresadas trabajan especialmente en guarderías y kínders porque originalmente ese era el espacio laboral para el que estaba perfilado el curso. Sin embargo, se ha visto que también están capacitadas para hacerse cargo de niños en los domicilios.

El trabajo que realiza la escuela San Alonso resulta una respuesta a la necesidad de numerosas familias en la ciudad, ya que encontrar una buena niñera, la mayoría de las veces, se convierte en una misión imposible.

Como otra respuesta a esta carencia está la experiencia de la sicopedagoga Debbie Cronenbold Zankiz, que puso en práctica un taller de capacitación para niñeras en el centro Construyendo Aprendizajes.


La población de niñeras en la ciudad es diversa, abarca desde los 12 años adelante y hay desde las que recién migraron del campo, que no terminaron el colegio, hasta mujeres que tienen hijos y estudiantes que cuidan niños por horas. Son más numerosos los casos en que estas trabajadoras no solo tienen que dedicarse a los niños sino también a toda la atención de la casa, como cocinar, planchar, lavar, etc. y por este motivo dejan a los pequeños frente a la televisión.


Tal como se configuran las familias actualmente, las nanas se quedan solas con los niños en casa durante todo el día y son pocas las familias que tienen la presencia de una abuela u otro pariente que supervice su trabajo.


Cronenbold explica que se ha observado que la mayoría de las niñeras trabajan por necesidad y no precisamente porque les gustan los niños, por lo que los resultados de su trabajo son negativos.
Una de las consecuencias más extremas, pero no por ello la menos frecuentes, es que la falta de estimulación a los niños termina provocando un “retraso mental sociocultural”, en términos de Cronenbold. Es decir, que aunque son niños que nacen sanos, la falta de una atención y educación adecuadas van disminuyendo sus habilidades cognitivas.
Movida a disminuir estas situaciones, Cronenbold lleva adelante el taller que se desarrolla durante seis sábados. Para captar a sus estudiantes, ella siguió dos caminos. Uno fue dirigirse personalmente a las agencias de trabajadoras del hogar, habló con ellas y les indicó que el taller era gratuito, pero ninguna de acudió. El otro camino fue contactarse con familias, para que estas asuman la decisión de mandar formarse a sus niñeras. Este segundo camino tuvo éxito.

MÁS GUARDERÍAS
Lourdes Villarroel, coordinadora académica de la guardería Gabrielito de la Universidad Autonóma Gabriel René Moreno, indica que hay un aumento de guarderías, justamente porque no todas las personas que se quedan al cuidado de los niños en casa, están preparadas para darles una buena atención.


La guardería Gabrielito fue fundada hace cinco años para evitar la deserción estudiantil de universitarias que no tenían con quien dejar a sus pequeños. Actualmente, además de los hijos de los estudiantes, asisten al centro hijos de docentes, administrativos y de otras familias en general. Todos son inscritos porque no tienen quien los cuide en casa o que recibieron un cuidado deficiente.
Villarroel detalla que a la guardería llegaron varios pequeños con problemas causados por una mala atención que derivaron, por ejemplo, en un retraso para mantener la cabeza firme, pues los tenían gran parte del día echados. Otros con dificultades para caminar porque no les estimulaban el gateo ni les hacían ejercitar los primeros pasos; hubo otros pequeños con retraso en el lenguaje porque las personas a su cargo casi no les hablaban, y problemas en las capacidades socioafectivas, es decir, niños con dificultades para relacionarse con otros niños y que se asustan y lloran al ver personas que no conocen.
Por estas razones Lourdes Villarroel considera que es fundamental que las personas que se quedan a cargo de los niños, tienen que haber recibido una formación.

UN CONCEPTO ERRÓNEO
Para Cronenbold el origen de este problema es que en realidad existe el criterio equivocado de que cuidar niños “es poca cosa” y gran parte de los padres de familia no tienen conciencia de que los años fundamentales de la formación del ser humano son desde que nace hasta los seis años.


La sicopedagoga considera que al haber un criterio de que la atención de los pequeños es una tarea irrelevante, también las propias niñeras tienen una idea muy pobre de su misión, no consideran que su trabajo sea fundamental.


Este mismo pensamiente tiene Fátima Justiniano que, se dedica al cuidado de niños desde hace 26 años. Ella comenzó trabajando en la Guardería Peter Pan, una de las primeras de la ciudad y luego de haber estado en distintas instituciones, actualmente se hace cargo de la Casa Cuna instalada en Infocal, para atención de los hijos pequeños de las estudiantes y trabajadoras de la institución.


Justiniano, asegura que lo más importante para dedicarse a esta labor es que una persona debe tener vocación y que se tiene que cambiar el concepto de lo que es una niñera actualmente, para poder “revalorizar su trabajo”. “Parte de la revalorización, consiste precisamente en pasar por una etapa de formación”, asegura.
Asegura que tiene que darse una comunión entre el niño y la persona que lo cuida. “Debe que ser capaz de comprender lo que indica con su llanto, su silencio, cuando rompe un juguete. Las niñeras tienen que ser personas que sean capaces de jugar con los niños, que les den confianza y que les impulsen a explorar su entorno y a ser creativos”, sostiene.

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