El Día Mundial de la Alimentación permite que la gente conozca que hay más de mil millones de personas en el mundo que sufren de hambre crónica, miles de niños mueren. En el caso de Bolivia, la lucha contra el hambre implica eliminar la desnutrición infantil y reducir la pobreza. La Representante del Programa Mundial de Alimentos en Bolivia destaca que hay 52 municipios rurales con altos niveles de inseguridad alimentaria; explica la fórmula productiva que utilizan para enfrentarlos
Svetlana Salvatierra
— ¿Cómo evalúa el trabajo del PMA en estos seis años?
— El PMA siempre tuvo las puertas abiertas por parte del gobierno. Creo que las características de ser una institución humanitaria hacen que tengamos la facilidad de trabajar con los niveles comunitarios, municipios y autoridades del nivel central. Si bien hubo coordinación, el gran desafío fue enfrentar la gran rotación de personal en el sector público, que en algún momento creó una preocupación porque las respuestas tienen que ser inmediatas y no siempre hubo la posibilidad de andar al mismo ritmo.
— ¿Cuál es el reto con la actual administración gubernamental?
— Mayor involucramiento en temas nutricionales. Cuando hablamos de seguridad alimentaria no sólo hablamos de acceso a los alimentos sino de la forma en que se los utiliza. Hemos entrado a su programa de Desnutrición Cero. Felizmente estamos coordinando una iniciativa con recursos del gobierno español para el Programa de Fortalecimiento de las Capacidades Locales para la Reducción de la Desnutrición en Bolivia.
— ¿Cuáles son los principales resultados del PMA y cómo se reflejan en las estadísticas bolivianas?
— Creo que la mayor contribución es crear la sostenibilidad en los programas de alimentación escolar. Paralelamente, al brindar asistencia alimentaria en los municipios de mayor pobreza, introducimos actividades productivas en las escuelas. Hacemos un trabajo a nivel municipal que estimula el desarrollo económico local con la producción de alimentos y su transformación para responder a las necesidades alimenticias de la población escolar de ese municipio. Tenemos 700 módulos escolares, huertos e invernaderos. Las iniciativas productivas son 49 (asociaciones de productores y pequeñas empresas creadas para producir, industrializar y vender al municipio para la alimentación escolar). El aporte del PMA tiene la condición de que haya un desarrollo económico local, un compromiso fuerte de las autoridades municipales para comprar parte de esta producción y destinarla a sus programas de alimentación escolar. Así estamos contribuyendo en la generación de fuentes de empleo en las propias comunidades y municipios. Estamos contribuyendo al desarrollo del conocimiento de los niños. Éste es uno de los principales logros en temas de seguridad alimentaria, pero no cubre las necesidades.
Estamos conscientes que aún tenemos grandes retos. Nuestra prioridad va a los municipios más pobres y con elevados índices de inseguridad alimentaria. Debemos destacar la colaboración de la Unión Europea que proporciona recursos financieros para trabajar hasta el 2011 con este tipo de acciones. Mi sueño como representante del PMA, y de toda la oficina, es ampliar este aporte porque creemos que por esta vía estamos contribuyendo a la soberanía y seguridad alimentaria a partir de la producción local.
— El PMA se conocía antes por la donación de alimentos y hoy por promover las iniciativas productivas locales, ¿en cuántos municipios están?
— Prácticamente estamos en todos los departamentos. Tenemos 52 municipios priorizados, según el Programa de Desnutrición Cero. El PMA se conocía por la donación de alimentos pero estas otras acciones de aporte al desarrollo local ayudan a disminuir la desnutrición infantil.
— ¿Ésta es una iniciativa sólo de Bolivia o se puede replicar en otros países, como una experiencia que aporta a la seguridad alimentaria mundial?
— Es una experiencia boliviana y hay otros países interesados. En la Sede están promoviendo una iniciativa que la llamamos “Compras para el progreso”. El proyecto piloto empezó en el 2008 con el objetivo esencial de apoyar a los pequeños productores dándoles la oportunidad de acceder a los mercados de una forma competitiva en el mundo agrícola. En esta iniciativa piloto el PM ha comprado cerca de 90.000 toneladas a nivel mundial. Trabajamos con cerca de 700 organizaciones de pequeños productores.
— ¿El sector privado está interesado en participar?
— Debo señalar que otro logro es el acercamiento con el sector privado para que se interesen en el Programa de Desnutrición Cero y así coseguimos una alianza muy fuerte con Fridosa y creamos un alimento para niños menores de seis años de edad. Hay otras empresas que se están sumando a esta iniciativa.
— ¿Hay otras iniciativas?
— En el municipio de Caripuyo, en el norte de Potosí tienen elevados niveles de pobreza y de inseguridad alimentaria pero están comprometidos en reducir la desnutrición infantil. Este fin de semana presentan Kallpawawa, un producto para bebés hasta los dos años, elaborado con trigo, arveja, maíz y un poco de charque de llama. Todos los productos son de producción local. En este caso, tuvieron la colaboración del Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos de Chile, para encontrar una fórmula que les aporte la mayor cantidad de macro y micronutrientes. Estas son iniciativas que hay que apoyar, colaborar y hay que incentivar. El PMA aporta con asistencia técnica, las autoridades municipales tienen el interés de construir una planta de producción manifestamos el interés de colaborarlos.
— El PMA logró reunir a productores, empresarios, gobiernos y cooperación en un programa que ayuda a eliminar la desnutrición y la pobreza...
— Añadir que también es importante el sector académico y de investigación. El PMA impulsa este tipo de colaboración porque pueden hacer una evaluación con una mirada externa y brindar aportes técnicos. Estamos trabajando con universidades para ampliar las capacitaciones en cómo hacer huertos escolares.
— ¿Cuáles son los desafíos del PMA para los próximos cinco años?
— El reto que tiene el PMA es lograr conjuntamente con otros socios que se reduzcan los niveles de desnutrición infantil, que se consiga la soberanía y seguridad alimentaria. Ese es nuestro gran sueño. Otro desafío es el acceso a recursos financieros; somos una agencia que depende de donaciones y hay que continuar haciendo todos los esfuerzos para tener socios y trabajar de forma mancomunada. El gran reto es que Bolivia pueda sola realizar todos sus programas de asistencia alimentaria, con las capacidades que se han creado estos años. Y el PMA poder salir orgulloso de Bolivia.
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