El 12 de junio del 2002 la Organización Internacional del Trabajo (OIT), declara esta fecha como Día Internacional Contra el Trabajo Infantil, con el propósito de dar a conocer el alcance de esta problemática y promover iniciativas para resolverlo, con la participación de los gobiernos, instituciones, la sociedad civil, y la población en su conjunto.
En Oruro el trabajo infantil es un problema latente que se lo ve a diario, en distintos ámbitos y distintos rubros donde muchas veces sufren de inseguridad de las calles.
Es el caso de Javier un pequeño que trabaja hace más de dos años como lustrabotas, en inmediaciones del mercado Bolívar, con 12 años de edad lleva el sustento a su familia de cinco hermanos, porque el sueldo de su padre que es albañil no alcanza para mantener a la familia.
Con la típica frase de "lustre jefe", el niño ofrece su trabajo a un módico precio de dos bolivianos, "a veces no hay entrada, saco 30 a 40 bs", menciona; consultado sobre lo que hace con ese monto, él indica "es para comprar mis cremas, la pintura y con lo que sobra me compro útiles para mí y mis hermanas".
Javier trabaja por las mañanas para no faltarse a la escuela, ya va en primero de secundaria y su aspiración es ser un buen profesional y tener un auto propio, las tareas las realiza en horas de la noche y, cuando el tiempo no le alcanza, lo hace dentro la unidad educativa.
"Tengo cinco hermanos y mi papá trabaja hasta tarde, a veces no mido el tiempo y me voy a la escuela sin comer, hoy estoy hasta la tarde porque no hay clases", comentó emocionado.
La inseguridad en la zona es evidente, por el tráfico vehicular e indigentes y bebedores que rondan por la zona, pero Javier se muestra tranquilo e indica que las comerciantes y sus compañeros lustradores lo protegen y lo cuidan.
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