Empresarios de todo EEUU dicen que cada vez es más difícil encontrar candidatos que pueden comunicarse con claridad, tomar la iniciativa, resolver problemas y llevarse bien con los compañeros de trabajo. Esos rasgos, a menudo llamados habilidades blandas, pueden hacer la diferencia entre un empleado sobresaliente y uno regular.
Si bien tales habilidades siempre han sido buscadas por los empleadores, los cambios que se vienen produciendo en la economía desde hace décadas las han vuelto especialmente cruciales. Las compañías han automatizado o subcontratado muchas tareas rutinarias, y los puestos de trabajo que se mantienen en pie a menudo requieren que los trabajadores asuman responsabilidades más amplias, que exigen cualidades como el pensamiento crítico, la empatía u otras habilidades que las computadoras no pueden simular fácilmente.
En la búsqueda del empleado ideal, las empresas están invirtiendo más tiempo y capital para detectar peculiaridades de la personalidad de los postulantes, a veces contratando consultores para desarrollar pruebas u otros métodos de detección, y reforzando los programas de formación para desarrollar una serie de candidatos.
“Nunca en la historia de nuestra firma hemos gastado tanto dinero en reclutamiento como ahora”, dijo Keith Albritton, presidente ejecutivo de Allen Investments, una compañía de gestión de activos y ubicada en Lakeland, Florida.
En el mundo cada vez más complejo de los servicios financieros, los empleados a menudo deben colaborar con contadores, abogados y otros profesionales, dijo Albritton. Eso significa que deben ser capaces de trabajar en equipo. “No se puede simplemente ser el general de su propio ejército”, dijo.
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