El trabajo profesional, no representa, en Bolivia, ni el 35 por ciento del aporte que ofrece este mismo sector al desarrollo industrial de otros países.
El patrón de desarrollo de Bolivia no ha cambiado desde hace 30 años, según el director del Centro de Apoyo al Desarrollo Laboral (Labor), Rodolfo Eróstegui. No hay demanda de mano de obra tecnificada o profesional que participe en la industria, que solicita más bien peones con baja o ninguna cualificación. Este último sector concentra de entre el 40 y 50 por ciento de la población que percibe bajos ingresos.
Más mano de obra. Según menciona Eróstegui en un informe realizado por la Fundación para el Periodismo, “los tipos de empleo o categorías ocupacionales mayoritarias están relacionados con el estilo de desarrollo económico. El país se caracteriza por tener sectores extractivos como la minería, construcción, comercio minorista y actividades productivas, todos los cuales tienen que ver con la escasa incorporación tecnológica, por eso requerimos mano de obra simple o peones”.
Esto repercute en que la mano de obra calificada o profesional se sometera, en algún momento, a la oferta laboral, es decir que hay personas con título académico o formación superior que realizan trabajos de albañilería, minería o son vendedores callejeros, según el estudio en cuestión.
El panorama no era muy diferente hace 30 años, cuando la minera y la construcción de carreteras y edificios eran los sectores que más requerían mano de obra.
Actualmente, afirma, la mano de obra calificada aporta con el 17 por ciento al desarrollo industrial, mientras que en otros países alcanza al 50 por ciento.
La necesidad de un cambio. En opinión de Eróstegui, una persona que no tiene instrucción encontrará fácilmente un puesto de trabajo en la construcción como cargador de ladrillos o arena, etcétera, con un salario bajo, pero una persona que tenga una maestría tardará mucho más en encontrar un puesto de trabajo, acorde con sus capacidades.
“El mercado de trabajo está castigando el estudio, debido al estilo del desarrollo nacional”.
Ante esta situación, Eróstegui afirma que el mercado laboral del país debe cambiar el estilo de desarrollo, vinculado al sector industrial, independientemente si es privado o estatal.
Para ello, propone desarrollar la industria, la agroindustria, la química básica y la siderúrgica, áreas que serán claves para absorber mano de obra calificada que permita generar mayores recursos e inversión en las propias industrias nacionales.
El cambio permitiría incentivar el estudio, recibir salarios mayores que serían invertidos en el consumo de productos nacionales a precios justos. Habrá una dinámica interna económica diversa y dejar de destinar toda la producción para la exportación.
El investigador afirma que es mejor desarrollar la industria y no crear empresas estatales que compitan con privados.
La fuerza de los brazos
En el país aún existen muchas personas que utilizan su fuerza física para procurar el sustento de sus familias y de sí mismos.
44 por ciento de los jefes de hogar de cuatro ciudades de Bolivia asegura que realiza labores físicas en diferentes sectores del mercado laboral, según Captura Consulting.
25 por ciento de 4.000 personas consultadas en La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz señaló que se dedica a labores de albañilería y trabajos de campo.
5 por ciento dice que ejerce mandos medios empresas privadas o instituciones públicas, y apenas el 1 por ciento es gerente o socio accionista de alguna firma.
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