Unos 45.8 millones de personas, entre ellas millones de niños y niñas, permanecen en la actualidad bajo situación de esclavitud moderna, según un informe divulgado por la fundación australiana Walk Free.
La esclavitud moderna (vinculada al tráfico humano, trabajo forzado, servidumbre por deudas, explotación sexual comercial o matrimonio servil o forzado) afecta a la totalidad de los 167 países que cubre el estudio.
El 58 por ciento de personas que vive en estado de privación de libertad se encuentran en India, con 18.35 millones, seguido por China (3.39 millones), Pakistán (2.13 millones), Bangladesh (1.53 millones) y Uzbekistán (1.23 millones).
El informe, no obstante, destaca los avances que la India está adoptando para contrarrestar el problema.
En algunos países de las Américas, la esclavitud se da en Brasil, Guatemala, México, Chile, República Dominicana y Bolivia.
Con más de 200.000 personas viviendo en alguna forma de esclavitud moderna, el Perú se ubica en el tercer lugar de América, con más población que sufre la privación absoluta de libertad para decidir sobre su propio destino. La problemática afecta a hombres, mujeres y niños, y se ha manifestado como mano de obra forzada, explotación sexual y, en menor grado, la mendicidad forzada. El trabajo forzado afecta principalmente a hombres y mujeres en los sectores agrícola, minería, construcción e industrias domésticas, principalmente en Norte y Centroamérica y el Caribe. En tanto, el trabajo forzado es un tema frecuente entre los grupos indígenas de Perú, Colombia y Bolivia.
Del mismo modo, las minas de oro en Colombia y Perú, en comparación con otras naciones de América, tuvieron la mayor prevalencia de violencia sexual y trata de personas.
En Perú se estima que en 2010, en un solo campamento minero había aproximadamente 2.000 esclavos sexuales, de los cuales 60 por ciento eran niños. En el 2011, se estimó que 1.200 niñas de edades comprendidas entre los 12 y 17 años fueron objeto de trata para la explotación sexual vinculada a la industria minera.
Ante este panorama, Andrew Forrest, de la fundación Walk Free, solicitó a las diez mayores potencias económicas del mundo que adopten leyes para garantizar que todas las organizaciones sean responsables por los casos de esclavitud moderna en sus cadenas de suministro, para guiar al mundo hacia “el fin de la esclavitud”, manifestó.
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