Henry Luna, de 38 años, trabaja como portero de un edificio en El Prado de La Paz. Los 1.000 bolivianos al mes que gana le obligan a vivir en la casa de sus padres y así evitar pagar alquiler. Dice que va al médico en casos extremos y que no tiene seguro. Si tiene problemas de salud, se automedica.
“Si me enfermo de resfrío, trato de comprarme lo que es, lo que una persona puede adquirir”. ¿Y el entretenimiento? “Para darme gustitos, no me alcanza”, sostiene.
Como Luna, tres personas que ganan el salario mínimo coincidieron en que al momento de hacer cuentas la salud pasa a un quinto lugar, ya que se prioriza la alimentación, el pago de vivienda y servicios, transporte y educación. La vestimenta es necesaria, pero no una prioridad, por eso se compra una vez al año. Destinar recursos para el cine o el ocio es una ilusión.
El salario mínimo nacional se incrementó el 1 de mayo en 23%, pasando de 815 a 1.000 bolivianos. Lidia Choque, de 28 años, es una de las que gana este monto desempeñándose como trabajadora del hogar. Hace 11 años comenzó ganando 350 bolivianos y ahora percibe 1.000, pero no le alcanza.
Es madre soltera y gran parte de su sueldo lo destina al alquiler y transporte, aunque dice que la comida tiene una gran importancia, ya que su hijo de cinco años, que asiste al kínder, “tiene que ir bien alimentado”.
Se compra zapatos una vez al año y alquila un cuarto en Chasquipampa por 350 bolivianos, que incluye el pago por servicios de agua y luz. Uno de los grandes gastos es el pasaje de minibuses. Para dejar y buscar a su pequeño al kínder e ir a su trabajo destina 14 bolivianos diarios. No va al médico cuando tiene dolencias que no son graves, por eso si es que se enferma surge un problema adicional. Ir al cine le es “imposible”, ya que a fin de mes llega “casi sin nada”.
Sofía Mamani, de unos 30 años de edad, es otra de las personas que no le alcanza el dinero e intenta “estirarlo” como sea. Debido a los 1.000 bolivianos que gana en una empresa de limpieza no puede costear un médico cuando ella, su esposo o sus hijas se enferman. Si esto pasa, van a la farmacia y consultan por el mejor medicamento contra la dolencia, aunque si no les alcanza, se resignan con el fármaco más accesible.
Diariamente, dice, destina 50 bolivianos para alimentación de su familia. Para cubrir todos los gastos su esposo trabaja vendiendo dulces, aunque no tiene un ingreso fijo.
Paga un alquiler de 300 bolivianos, que incluye agua y luz. Comprar ropa o zapatos es una ilusión que se concreta a fin de año, cuando le pagan el aguinaldo. Para ir al cine o a pasear ahorra por mes entre cinco y diez bolivianos. Mamani para tener algún ingreso extra a veces trabaja en limpieza en otros lugares.
Amalia Chura, de 34 años, también gana lo mínimo, aunque se beneficia de un seguro médico en la empresa en donde trabaja, Sabenpe, aunque dice que le descuentan 150 bolivianos, aunque no aclara si es mensual o en otro lapso. “El haber básico no me alcanza para nada. Tengo que estirar”, dice. Además, recorta gastos gracias a que vive en la casa de un familiar y paga 100 bolivianos de alquiler.
Su esposo es chofer asalariado y ella no trabajaba hasta que llegó el momento de llevar a sus hijos al colegio. Eso fue en 2007. Prioriza la vestimenta de los niños, aunque les insiste en que la cuiden.
El investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral (CEDLA), Bruno Rojas, comenta que las familias aplican estrategias para conseguir que el dinero les alcance. Lo primero es prescindir de necesidades importantes, como la salud, pero en casos extremos, se llega incluso a la migración.
Punto de vista
rodolfo eróstegui Director de Labor El salario es un tema que desde el Estado no se lo toma adecuadamente, más bien se lo ve como un pago que deben erogar las empresas, sin vincularlo al crecimiento del mercado interno, donde actualmente las empresas producen de “mala calidad” porque la gente que adquiere estos bienes generalmente tiene muy bajos ingresos. Cuando comprendamos que el salario está vinculado a la estrategia de desarrollo de un país, veremos que a partir de eso se dinamiza la producción de bienes y servicios, el crecimiento de la economía y del mercado. Mientras no hagamos eso, no podremos llegar a un crecimiento del salario.
Aquí incluso el movimiento sindical demanda el salario por el salario. No demanda el salario vinculado a una política de desarrollo.
Punto de vista
rodolfo eróstegui Director de Labor El salario es un tema que desde el Estado no se lo toma adecuadamente, más bien se lo ve como un pago que deben erogar las empresas, sin vincularlo al crecimiento del mercado interno, donde actualmente las empresas producen de “mala calidad” porque la gente que adquiere estos bienes generalmente tiene muy bajos ingresos. Cuando comprendamos que el salario está vinculado a la estrategia de desarrollo de un país, veremos que a partir de eso se dinamiza la producción de bienes y servicios, el crecimiento de la economía y del mercado. Mientras no hagamos eso, no podremos llegar a un crecimiento del salario.
Aquí incluso el movimiento sindical demanda el salario por el salario. No demanda el salario vinculado a una política de desarrollo.
BRUNO ROJAS Investigador del CEDLALas familias recurren a estrategias de sobrevivencia, en el sentido de recurrir a una serie de actividades que permitan cubrir en lo mínimo las necesidades básicas. Al mismo tiempo algo que seguramente ocurre es que la familia va renunciando a algunas necesidades para priorizar otras. ¿Qué necesidad está priorizando? Actualmente: alimentos. En parte vestido, vivienda. salud, educación ya no. Distracción, reducida a la mínima expresión. Transporte, porque no hay otra, la gente debe movilizarse. Hay una suerte de renuncia, de minimizar esos gastos destinados a otros rubros, como educación y salud. En salud, por ejemplo, consultar a un médico privado ya es un lujo para buena parte de la gente y sólo se lo hace en casos extremos, recurriendo a préstamos.
Algunos detalles
El salario En el último año, el salario mínimo se incrementó en 23%, llegando a situarse ese monto en 1.000 bolivianos, 500 más de lo que llegó a significar el 2006.
Situación Alimentación, alquiler, transporte y educación son las prioridades. Tener dinero para ir al cine o a pasear es difícil, aunque hay algunos que ahorrar entre cinco y diez bolivianos al mes para esto.
Las estrategias La gente que cobra el básico asume una serie de estrategias para afrontar ese problema, ya sea ahorrando montos mínimos para el entretenimiento, o cuidando el uso de sus prendas.
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