“Vámonos, no te vas a arrepentir, allá (Sao Paulo) se gana bien, no te va a faltar trabajo, casa ni comida. Tú no te preocupes por nada, yo me encargo de que pases la frontera”, asegura Rolando, quien recluta trabajadores para llevarlos a Sao Paulo, Brasil.
La Razón se contactó con cinco personas que buscaban gente para que trabajen en talleres de costura en el vecino país. De ellos, tres reclutaban a trabajadores para sus empresas, los otros lo hacían para terceros.
“Si no sabes nada de costura, no importa; poco a poco vas a ir aprendiendo, primero te puedes ir de cocinera, yo he aprendido así y ahora tengo mi taller”, señala Rosa, quien buscaba gente para su pequeña empresa.
Los bolivianos que migran a Brasil lo hacen, en su mayoría, para trabajar en costura, muchos ya tienen sus propios talleres y buscan mano de obra barata en su país de origen, para lo que recurren a trasladar al personal de manera ilegal.
El cónsul general de Bolivia en Sao Paulo, Jaime Valdivia, explica que pese a que existe un convenio entre Brasil y Bolivia de libre residencia, “mucha gente se burla de la ley, engaña a los bolivianos, escondiéndoles, porque no quieren pagar sus recargos sociales. Entonces los tienen ocultos”.
Los reclutas recurren a diferentes mecanismos para convocar a personas necesitadas de empleo. En pleno centro paceño aparecieron decenas de letreros. “Se necesita costureros con experiencia para Brasil…Con salidas diarias hasta el 24 de enero del 2011”, señala uno de los avisos.
En algunos periódicos también se pueden encontrar varios anuncios. “Inmediato. Costureros, ayudantes, cocinera para Sao Paulo, Brasil. Rectistas (gente que hace costuras en máquinas) 300 a 600 $us —destajo— (pago por producción), ayudantes 200 a 300 $us, cocinera 250 a 300 $us (sueldo). Más alimentación”. Algunas radioemisoras y canales de televisión en provincias como en San Borja (Beni) pasan convocatorias similares.
Otro mecanismo de reclutamiento son los anuncios en las agencias de empleo de la ciudad de El Alto. En las plazas Juana Azurduy y del Lustrabotas hay decenas de ofertas de trabajo para Brasil y Argentina.
En esas agencias, averiguar los datos del empleador cuesta Bs 3. “Necesito un aviso para trabajar en Brasil, pero que todavía esté vigente”, pide una joven al secretario de la agencia. El funcionario con toda calma revisa su cuaderno y comienza a leer en voz alta, “éste era para el 30 de diciembre (2010), ya han salido; éste es para el 15, o sea para mañana, pero ya está completo, quizás te puedes ir el lunes (17), aunque también ya está lleno, más seguro anota éste que es hasta el 20 (enero)”.
El reclutamiento de gente se acentúa entre fines de diciembre y principios de enero, diariamente salen buses que trasladan a los migrantes hasta Sao Paulo, lugar que se convirtió, en los últimos años, en uno de los centros de migración boliviana más atractivos de la región.
Según Valdivia, existen “alrededor de 200.000 bolivianos trabajando acá en la región de la zona del este y también en la región metropolitana (de Sao Paulo)”. El crecimiento de la comunidad boliviana “es notorio”, afirma la autoridad.
Promesa. Una vez que el recluta se reúne con las personas que buscan trabajo, lanza una serie de ofertas sobre las condiciones laborales.
Uno de ellos es Jorge, según dice su jefa, una brasileña; le encomendó llevar gente para que trabaje en su taller, donde elaboran prendas para dama como “vestiditos, blusas, pantaletas, faldas”.
“Necesitan (personas) de ambos sexos, ahora si son casados tienen su cuarto aparte, tienen comida de lunes a domingo hasta mediodía, en la tarde ya se cocinan aparte”, explica Jorge, quien migró hace más de un año, aunque su esposa lo hizo hace 10.
Según Jorge, la paga es por pieza elaborada. “Las prendas que son corridas pagan un real, pero si son con más detalles, con más costura, pagan 1,30, 1,50, 1,80 reales”. Un real equivale a 4 Bs.
“La paga es el 10 de cada mes y el 20 se les da un vale para que se compren en la semana, esto les da el brasileño (el trabajo), no es con un boliviano, usted sabe que el boliviano explota en todo lado”, aclara.
En la fábrica, también reciben personas con hijos. El trabajo es hasta el sábado a mediodía, aunque hay personas que incluso trabajan domingo “para ganar más”.
“Los horarios en que se trabaja es de 7 de la mañana a 9 de la noche, los aprendices llegan a trabajar desde las 5.00 de la mañana hasta las 12.00 de la noche”, añade.
Según Jorge, los domingos el dueño de la fábrica lleva a las mujeres a la iglesia evangélica y los varones van a la cancha a jugar.
Jaime es otro boliviano que hace cuatro años migró a Sao Paulo; el frío de El Alto para él es más extraño y fuerte cada año que regresa. “En Brasil no es así, por eso quiero juntar gente rápido y volver”, comenta antes de lanzar su oferta.
Con “toda honestidad” dice que una persona que no sabe de costura en máquina ganará muy poco. “Para qué te voy a engañar, mejor es que vayas de ayudante, sueldo fijo vas a tener porque si te metes a trabajar en costura directamente no vas a sacar nada, además hay que descontarte el pasaje que te lo voy a pagar y es 300 dólares”.
En el taller de Jorge, un ayudante de costura gana 150 dólares y debe trabajar desde las 7 horas hasta las 22, aunque depende de los pedidos que haya para que se extiendan los horarios. En este caso el ayudante, además de acomodar las telas, debe trabajar en la cocina.
Elvia y Pedro son una pareja que también busca personal para su taller. Ellos pagan por la costura de una prenda simple 50 centavos de real; dicen que el monto va subiendo de acuerdo con la complejidad de la costura. “No importa que no tengas experiencia, te vas como cocinera y te pago 150 dólares, sólo tienes que atender a unos 15 trabajadores y limpiar los ambientes”, explica Elvia. El próximo año, muchos de estos reclutas volverán para llevar a nuevos trabajadores, a quienes les hacen firmar un contrato laboral de al menos un año. “Si no te animas ahora, al año te puedes ir”, concluye Pedro.
Bolivianos ven mejor migrar a Brasil
En los últimos dos años, el traslado de bolivianos a Brasil se incrementó. La dueña de una agencia de empleos en El Alto asegura que hay más gente que busca trabajo en el vecino país. Carlos Blanco es un boliviano que migró a Buenos Aires hace 15 años y hoy pretende ir a Brasil. “Quiero ir porque quiero ganar más dinero, el tipo de cambio es más bajo, es decir el real está casi a la par del dólar y eso es conveniente”.
Blanco asegura que en Argentina también hay muchos avisos de trabajo para Brasil.
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