19 septiembre 2015

PEUP, un programa asistencial que se olvidó de la producción



El Plan de Empleo Urgente Productivo (PEU-P), adquirió relevancia mediática en los últimos días debido a los problemas administrativos del programa que llevaron a las trabajadoras a movilizarse y a tomar la Gobernación de Tarija como medida de protesta por la incertidumbre sobre la continuidad del programa.

La creación del mismo, que fue creado en la gestión del ex gobernador Mario Cossío en un impulso conjunto con el Viceministerio de Inversión y las Naciones Unidas, surgió de la necesidad de proporcionar una fuente laboral a miles de personas de bajos recursos, principalmente mujeres, que se encontraban desocupadas y sin un sustento económico con el que mantener a sus familias. Empero, otra de las aspiraciones fundamentales de este programa era el de fomentar las actividades y proyectos productivos a través del mismo.
Sin embargo, desde su implantación, el programa ha acarreado un sinfín de conflictos y movilizaciones de sus trabajadores. Actualmente son 3.500 personas las que se benefician del mismo y así han sido a lo largo de estos años.
Benita, quien es trabajadora del PEUP desde su creación y ahora hace vigilia frente al edificio de la Gobernación de Tarija, expresó que “cada año tenemos que marchar y salir en protesta de cinco a diez veces para agilizar proyectos, porque si no nos hacen caso”.
Pero además de los conflictos administrativos, el plan ha cosechado numerosas críticas sobre su estructuración, ya que lo que en principio debía ser un programa para fomentar el desarrollo productivo de las familias con pocos recursos, se ha quedado en un mero programa asistencialista.
“He trabajado recolectando basura, haciendo gaviones, empedrados de calles, cavando zanjas para las instalaciones de gas, haciendo agujeros para plantar árboles, pero de desarrollo productivo no he desarrollado ningún trabajo”, explica Mabel, medio a regañadientes, ya que las portavoces de las trabajadoras no les dejan hablar con la prensa.
Mabel supera los 50 años de edad, aunque por las arrugas de su rostro y la robustez de sus manos da la impresión que tuviera muchos más años. Sus hijos ya están criados pero los poco más de 1.000 bolivianos que recibe del programa se han convertido en su único sustento.
Ella considera que debería enfocarse el programa hacia lo productivo, aunque lo que más le preocupa ahora es la continuidad del proyecto para que pueda seguir trabajando al menos hasta final de año.
Ana, quien se encuentra sentada a la izquierda de Mabel, es una mujer joven con dos hijos a sus espaldas y que ha sobrevivido estos años gracias al PEUP. “El trabajo más productivo que he hecho quizá sea la producción de abonos, aunque he trabajado de todo, el más duro las excavaciones de gas y el más cómodo la recolección de basuras”, explica sonrojada por la entrevista.
“El PEUP no tiene nada de productivo. Es cierto que deberían buscar alternativas como hacer procesadoras o fábricas pequeñas, pero las autoridades no hacen nada”, dice con el ceño fruncido.
De momento, las trabajadoras siguen haciendo vigilia frente a la Gobernación, esperando que las autoridades les den una solución a sus peticiones: viabilizar salarios, analizar los contratos laborales hasta fines de gestión y eliminar la ventanilla única.
El programa finaliza en 2015 y la Gobernación todavía no ha diseñado un plan alternativo al PEUP donde ubicar a las 3.500 trabajadoras que dependen de este programa.

Gobernación apunta a un nuevo programa

Sobre el futuro del programa PEUP que acaba este 2015, el secretario de Desarrollo Productivo de la Gobernación, Fernando Barrientos, explico días atrás que se quiere dar un nuevo enfoque pero que no sabe todavía el modelo de programa y los rubros en los que las mujeres trabajarán.
“De acuerdo a lo que dijo el Gobernador, tendremos que elaborar hasta fin de año, no un nuevo PEUP, sino dar un enfoque a las posibilidades dignas de empleo para la población del departamento de Tarija. La visión de la Gobernación va más allá de un programa, se trata de ver cómo se generan condiciones para un empleo digno y no bonos o programas que permitan la intervención y empoderamiento de actores políticos externos”, dijo Barrientos.

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