05 diciembre 2010

‘No he estudiado, cómo voy a tener otra ocupación’

Son las cinco y media de la mañana y Julia (nombre ficticio) se levanta con pereza para cocinar y luego salir apurada con un aguayo, donde envuelve sus guantes y un mandil, para lavar ropa ajena. Todos los días repite la misma rutina.

“Hace 16 años que me dedico a lavar ropa. Cada día espero sentada que alguna señorita me contrate para lavar tres o cuatro docenas de ropa”, dice esta mujer que no quiso dar su nombre, mientras mira su aguayo de color rojo y lila.

Son las 11.00 del miércoles 1 de diciembre y hasta ahora no se ha presentado ninguna oferta frente a la plaza Camacho. “Hay días así, en los cuales no hay demanda y tenemos que volver a casa sin un centavo”. Cobra 10 bolivianos por docena y suele ganar entre 20 y 30 bolivianos diarios, pero en los mejores días puede recibir hasta 50 bolivianos.

“Lo que gano lavando sólo alcanza para la comida, el recreo y el pasaje de mis niños”, dice la mujer de 42 años, quien vive con sus tres hijos colegiales y su esposo en la zona de Ciudadela Ferroviaria.

“Mi marido es albañil y tampoco tiene un trabajo fijo. Él recibe un contrato, termina y de nuevo debe salir a buscar trabajo”.
El martes fue un día bueno para Julia, pues lavó ocho docenas de ropa; sin embargo, “todo mi brazo se ha adormecido y me duele. Pero igual tengo que venir, no puedo descansar”.

Mientras mira sus manos arrugadas por el efecto del agua y el jabón, recuerda que antes lavaba ropa sin guantes de goma, pero desde que se enfermó de los riñones se cuida más.

Ahora que sus tres hijos saldrán de vacaciones del colegio podrá ahorrar el dinero de los pasajes “para comprar los útiles para el próximo año”.

No sólo ahorra en eso, la alimentación es mesurada. “Un día nos servimos una sopa y al día siguiente comemos un segundo”.
De médicos ni hablar, porque el dinero no alcanza. Por eso, cuando ella, su esposo o sus hijos se enferman, van a la farmacia para comprar algún fármaco.

Comenta que las señoras que la contratan no siempre la tratan bien. “Cuando llegamos a su casa no te invitan nada. Por eso, les pediría que nos traten mejor, porque si trabajamos como lavanderas es por necesidad”.

Anhela conseguir un empleo fijo, “pero no he estudiado, así cómo voy a encontrar otra ocupación”.

* Esta persona brinda sus servicios de lavandera. Llamar al 71294294

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