Según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el 16 por ciento de jóvenes latinoamericanos no estudia ni trabaja y solo el 53 por ciento de los varones latinoamericanos de 20 a 24 años ha terminado la escuela secundaria; en el caso de las mujeres, el 59 por ciento.
Es importante notar el vínculo entre la educación que reciben y el acceso a oportunidades laborales, pues “la educación tiende a reproducir las desigualdades socioeconómicas de los hogares de origen, lo que a su vez reproduce e incluso profundiza las brechas que enfrentan las y los jóvenes en el acceso al mercado laboral”.
Cuanta mayor cantidad de años de escolarización, mayores las posibilidades de conseguir un empleo de mayor salario: Un año más de colegio secundario en la vida de un joven representará un salario 15 por ciento superior. Del mismo modo, en las economías desarrolladas con mejores sistemas educativos, los jóvenes realizan temporales o a tiempo parcial, mientras que en aquellos países en vías de desarrollo muchos jóvenes realizan trabajo familiar no remunerado en empresas o granjas familiares informales.
Si a la dificultad de acceso a la educación en jóvenes de bajos recursos, sumamos que una de cada diez latinoamericanas de 15 a 19 años ha tenido hijos (14,8 por ciento de jóvenes latinoamericanas en el caso del 20 por ciento más pobre de la población de esas edades), la posibilidad de acceder a un empleo se vuelve aún más remota.
Entre las edades de 15 a 19 años, el porcentaje más bajo de jóvenes que no estudian ni trabajan, se encuentra en Bolivia, Brasil y Ecuador, donde el porcentaje oscila entre el 5 y el 10 por ciento. Entre el 11 y el 15 por ciento figuran Paraguay, Panamá, Uruguay, República Dominicana, Argentina, Costa Rica, Venezuela, Chile y Colombia. Entre el 16 y el 20 por ciento aparecen México, El Salvador, Perú, Guatemala y Nicaragua. En Honduras, el país donde la situación resulta más grave, la cifra asciende a 25 por ciento de jóvenes que no estudian ni trabajan.
Si se toman los jóvenes de 20 a 24 años, el porcentaje de jóvenes que no estudian ni trabajan oscila entre el 25 y el 30 por ciento en Guatemala y Honduras. Entre el 20 por ciento y el 25 por ciento están Nicaragua, El Salvador, México y Venezuela.
Entre el 15 por ciento y el 19 por ciento, Perú, Colombia, Chile, Argentina, República Dominicana, Panamá y Paraguay. Y entre el 10 por ciento y el 14 por ciento, Costa Rica, Uruguay, Ecuador, Brasil y Bolivia.
Por último, entre los que tienen 25 a 29 años, los que no estudian ni trabajan van del 25 por ciento al 30 por ciento en Honduras, Nicaragua, Guatemala y México.
Entre el 20 y el 24 por ciento, en Perú, El Salvador y Venezuela. Entre el 15 y el 19 por ciento, en Colombia, Chile, Costa Rica, Argentina, República Dominicana, Panamá, Paraguay y Ecuador. En cambio, va del 10 al 14 por ciento en Bolivia, Brasil y Uruguay.
Los sitios donde más se presenta este problema de los que ni estudian ni trabajan son aquellos donde coexisten fallas en las políticas inclusivas de los sistemas educativo y laboral.
Sin embargo, vale la pena recalcar que el tema de juventud y desempleo debería estar en la agenda mundial y no sólo latinoamericana, en tanto según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el ámbito mundial, más de 75 millones de jóvenes de 15 a 24 años estarán desempleados este año, cuatro millones más que en el 2007. (Tomado de Lamula.pe)
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