09 septiembre 2012

Las mujeres albañiles ya son 12 mil, pero ganan menos que los varones



“No había trabajo y me animé para ser albañil. Ya estoy 14 años en la construcción, se gana bien, pero la labor es dura”, dice Celestina.

El auge de la construcción y los buenos salarios atraen a las mujeres; pero aun así reciben menor remuneración que sus colegas, los varones.

El fenómeno se explica por la demanda de mano de obra y la buena remuneración salarial, refiere el ejecutivo de la Confederación de Constructores de Bolivia, Jesús Acosta.

“Hace más de dos años, la participación de las mujeres apenas llegaba al 20% en una obra, pero ahora pasa del 30%. Es un crecimiento acelerado y se debe al auge de la construcción que se da en el país, sobre todo en las ciudades del eje troncal”, explica.

El dirigente de los trabajadores especifica a La Razón que en el ámbito nacional hay unas 12 mil mujeres albañiles; en 2010 la presencia femenina llegaba a 7.000, cifra que aumentó por la alta demanda. Acosta asegura que entre 2006 y 2007 había 300 mil trabajadores dedicados a la construcción, pero a la fecha hay 400 mil.

Cristina Ayaviri, de 32 años, es obrera en la construcción de un edificio en la avenida 6 de Agosto. Reconoce que sus ingresos son mejores que cuando era empleada doméstica, pero sostiene que gana menos que sus pares hombres, pese a que el trabajo que realiza es el mismo.

“Es difícil este trabajo, pero la paga alcanza para vivir bien y ahorrar algo. Aunque lo que gano es menos que mi esposo, que también es albañil”, manifiesta.

La albañil detalla que en la construcción un peón varón gana en promedio Bs 70, pero una mujer que hace el mismo trabajo percibe Bs 10 menos. El estudio de la organización Red Hábitat “Diagnóstico socioeconómico de la mujer constructora de la ciudad de La Paz” indica que el jornal de un peón es de Bs 60 a Bs 70 , pero las mujeres perciben entre Bs 50 a Bs 60. Para un ayudante, el pago diario es de Bs 70 a Bs 80; y el de una mujer, de Bs 60 a Bs 70.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2011—sobre la variación positiva de la construcción—, las remuneraciones de los obreros se elevaron en más de 15%. La demanda laboral es alta en las ciudades del eje troncal, La Paz, Santa Cruz y Cochabamba.

Jornales. El ejecutivo de los Trabajadores de la Construcción refiere que el jornal de un maestro albañil (el que dirige la edificación y contrata a sus operarios) está entre Bs 150 y Bs 200. Es decir, puede llegar a ganar más de Bs 4.600 al mes, si trabaja seis días, que es la semana laboral para los que se dedican a esta actividad.

Nicolás Calderón, maestro albañil, que construye una casa en El Alto, informa que el sueldo por jornal varía de acuerdo con la zona en que se construye.

“Un maestro como yo gana de Bs 140 a Bs 150 por día, el contramaestre (segundo de la obra) puede ganar de Bs 100 a Bs 120, los ayudantes de Bs 80 a Bs 100 y el peón desde Bs 60 hasta Bs 80. La paga es según la zona donde esté la construcción”, detalla.

El machismo de los varones es otra limitación que tienen las albañiles. Janet Callisaya, de 25 años, es albañil desde hace tres años; en su último contrato había 25 mujeres de un total de 40 trabajadores.

“Los varones no quieren que trabajemos con ellos, nos rechazan; pero igual nos superamos y hacemos las mismas cosas, y hasta mejor que ellos”, relata.

El estudio de Red Hábitat, presentado en enero de 2012, afirma que la mayoría de las obreras que laboran en la ciudad de La Paz y provienen de poblaciones rurales tienen una baja instrucción educativa, además desconocen sus derechos laborales, como la afiliación a seguros, aportes para jubilación y el derecho a días libres, entre otros.

“El 62% de las 418 mujeres encuestadas nació en el área rural del departamento de La Paz, que casi duplican en número a las nacidas en la ciudad paceña (35%) y un 3% de otra región. La construcción es un rubro preferido por las migrantes del campo y puede ser porque su inserción no exige muchos requisitos, sino voluntad y fuerza física”, detalla la investigación.

El estudio de la entidad revela que un número elevado de mujeres ingresó al rubro de la construcción después de haber experimentado en otras áreas laborales. “Las primeras experiencias laborales las realizan generalmente como trabajadoras del hogar, realizando tareas para algún familiar o en el comercio informal y menudo (un capital de Bs 50). Luego de adquirir cierta experiencia se insertan en la albañilería”, destaca el documento.

Los motivos para estar en el rubro

Estudio

De 418 obreras encuestadas, el 42% dijo que su inserción se debió a la necesidad de ganar dinero; el 12% lo hizo porque sus familiares siempre trabajaron de albañiles; y el 9%, por la invitación de una amiga y otros motivos.

Percepción

El 34% señaló que es un trabajo duro y pesado; el 30% afirmó que se gana mucho dinero, pero requiere de esfuerzo; y el 2% indicó que se gana bien, pero es un trabajo de varones.

‘Siempre me gustó ser albañil’ Marisol Quisbert (36) Soltera con dos hijos

“Cuando era más chica, ayudaba a mi papá en la construcción de cuartos, el cementado del patio y otras cosas que tienen que ver con la construcción. Siempre me gustó ser albañil, pero no pensé que con este oficio me ganaría la vida para mí y mis dos hijos.

El trabajo es duro para una mujer sola, porque además de cumplir con el oficio de albañil, en el hogar también hay muchas cosas que hacer. Me levanto a las 05.00 para cocinar y dejar todo listo para que mis hijos se alimenten; al regresar en la noche, debo limpiar todo.Me gusta ser albañil, pero no creo que pueda llegar a ser maestra de obra, porque se necesita más tiempo”.

‘Quiero ser ingeniera civil’ Janet Callisaya (25) Es bachiller, está soltera

“Son tres años que estoy trabajando en el oficio de albañil. Empecé como ayudante, después me capacité en cursos de plomería y pintura, porque me interesa mucho superarme. Soy bachiller y quiero especializarme en el rubro. Me gustaría estudiar para ingeniero civil, pero no tengo recursos.

Quisiera ser maestro de obra, pero será difícil porque el machismo todavía está latente entre los que trabajan en la construcción.

Algunos albañiles se enojan y no quieren que trabajemos junto a ellos. Para los jefes sólo somos peones y aunque les demostramos que sabemos, ellos no lo aceptan. Desde este mes estoy sin trabajo”.

‘La miseria me obligó a ser albañil’ Celestina Choque (57) Viuda con cinco hijos

“Tengo cinco hijos y al quedar viuda, sin nada de ingresos propios, empecé a trabajar. Yo era ama de casa y no conocía ningún oficio, pero la miseria en la que estaba toda mi familia me obligó a ser albañil.

En 1998, mi primer trabajo fue trasladar piedra y arena en baldes o carretilla, luego observé al maestro de la obra para mejorar mi trabajo y me promovieron para hacer la mezcla. He podido trabajar en las construcciones de edificios, pero es más complicado y peligroso.

No creo que llegue a ser maestra albañil porque todavía debo atender las cosas en mi casa, como lavar la ropa, limpiar; pero también mis hijas me ayudan”.

‘Aprendo para dirigir las obras’ Margarita Moye (57) Separada con dos hijos

“Son siete años que trabajo en la construcción, mi primera labor fue deshierbar terrenos para las construcciones. Ahora soy la encargada de hacer ejecutar las órdenes del maestro de la obra. Estoy aprendiendo cada día más, porque quiero llegar a ser maestra de obra.

En la construcción me consideran como obrera múltiple porque preparo la mezcla, realizo el trenzado para vaciar la loza, levanto muros y otras cosas, pero quiero terminar mis estudios de básico. Estoy inscrita en la escuela nocturna.

Después me capacitaré para la instalación eléctrica de las casas y ahí me quedaré, porque quiero estar más con mi hijo soltero”.

Formarán entidades para las licitaciones

Las mujeres constructoras se organizan para participar de las licitaciones y adjudicarse obras de mediana o pequeña envergadura. A la fecha son cuatro las micro y pequeñas empresas (mype), informó la representante de Red Hábitat, Anelisse Meléndez.

Explicó que la entidad realiza talleres de capacitación para las constructoras con el objetivo de que a futuro se constituyan en microempresas, cooperativas o asociaciones para que se independicen y sean ellas las que manejen el pequeño emprendimiento.

“En el mercado ya existen cuatro mypes y a ellas se las apoya a través de una bolsa de oportunidades que tiene recursos o fondos semillas que les permitirá presentarse a futuras licitaciones”, manifestó.

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