El máximo anhelo de Mélani Villegas se cumplió hace poco más de tres meses, al encontrar un empleo con un seguro social para ella y su hija, en el cual aporta para su jubilación y otros derechos laborales a los que no accedía por seis años cuando atendía una tienda de venta de equipos electrónicos en La Paz.
La titulada en administración de empresas, pese a no ejercer plenamente su profesión, se siente satisfecha por el cargo que ocupa, porque dejó una situación de inestabilidad laboral, ingresos insuficientes y jornadas de trabajo con más de 10 horas.
"No trabajo en lo que realmente me formé con un título de licenciatura, pero es una felicidad tener una hora de salida, seguro social ante cualquier emergencia y otros beneficios sociales como aportes a la AFP (Administradora de Fondos de Pensiones)”, relató desde su nuevo escritorio.
Sin embargo, Bruno Rojas, investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral (CEDLA), considera delicada esta situación. "Éste es un grave problema porque el país estaría subutilizando las capacidades y formación de los profesionales”, declaró.
Hay otras personas que no logran la estabilidad laboral. Por ejemplo, Andrea (de 27 años ) y Pamela (28), quienes prefirieron no dar sus apellidos, venden ropa en un local comercial de la calle Uyustus. "Nos titulamos en Comunicación Social en 2008 y después de varias pasantías no encontramos un trabajo. Por eso nos dedicamos a traer ropa. Ahora estamos planeando sacar una revista de prendas deportivas pero no sabemos cómo conseguir publicidad y tener ingresos”, dijo Andrea.
Ellas aseguran que no dejarán su actual actividad para emprender su segundo proyecto - elaborar una revista, lo que se relaciona más con su formación académica-, porque perderían su principal ingreso que asciende a alrededor de 2.000 bolivianos mensuales. "Hay venta, aunque estemos en el tercer piso de este centro comercial”, aseguró Pamela.
Un tercer caso es el de Eduardo Salguero, titulado en ingeniería civil, que se dedica a reparar celulares en la comercial Eloy Salmón, en los negocios que se dedican a la venta de equipos electrónicos.
"Presenté mi currículo a varias instituciones públicas y privadas, pero no recibí respuesta de ninguna de ellas. Luego, un primo (que estudió hasta la secundaria) me ofreció trabajo para ayudarle a reparar equipos”, afirmó.
Reconoce que su actividad no tiene mucha relación con su formación, pero le ayuda a obtener algunos ingresos para subsistir; aseguró que permanecerá en esta tarea "hasta que encuentre un empleo”. Pero el comercio informal va en aumento.
Fundempresa informó que el 92% de establecimientos económicos a 2013 son micro y pequeñas empresas. "Eso quiere decir que el Estado delegó la formación de empleos a la iniciativa de las personas y no definió políticas públicas encaminadas a crear mayores fuentes laborales”, de acuerdo con el investigador.
Por ello, hay un mayor número de centros de atención de "internet” o puntos de llamadas.
Ricardo Auza reconoció que al no conseguir una fuente laboral abrió uno de estos establecimientos en la avenida Buenos Aires.
"Hice los trámites, el primero en Fundempresa, donde me registré como negocio unipersonal y el segundo en la Alcaldía, para obtener la licencia de funcionamiento y abrí. No necesité mi título de licenciatura en ningún trámite y ahora que hay más demanda contraté a una persona de forma temporal, para que me ayude en los turnos nocturnos”, sostuvo.
Si bien el empleo informal se mantuvo en alrededor del 65% entre 2001 y 2011, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y el propio CEDLA, el empleo precario extremo que no da ningún tipo de beneficio social a las personas subió de 22% al 57,5% en el mismo periodo. El empleo eventual se incrementó del 30% al 47%.
"El mercado de trabajo demanda más empleados con menor calificación o no le interesa la mayor calificación laboral. El empleo se concentra más en el comercio que demanda vendedores, promotores o impulsores que no requieren calificación y a lo sumo demanda bachilleres y otras condiciones subjetivas como capacidad de expresarse, buena presencia y otros”, explicó Rojas.
También dijo que hay una mayor demanda en empleos relacionados con el área de servicios como en hoteles, restaurantes y otros negocios personales como peluquería o fotografía.
"En la construcción, se requieren ayudantes y peones y ellos no necesitan calificación o estudios universitarios y menos ser bachilleres; pese a que el sector va en aumento, no precisa ingenieros, topógrafos o arquitectos. Esto causa un desempleo ilustrado y con sobrecalificación”, afirmó.
El empleo, según el CEDLA, se concentra en la población con menor nivel educativo. Por ejemplo, hasta 2011 el 20% de los ocupados tenía formación superior; el 14% un nivel medio de educación y el 64,3% un nivel bajo de instrucción. A estos porcentajes se debe especificar que en el grupo de jóvenes de 15 a 24 años había una tasa de desempleo de 14,5%.
Incluso si los jóvenes llegan a conseguir un empleo, siete de cada 10 de ellos son puestos inestables, temporales o eventuales. Además, gran parte de ellos logra obtener ingresos que no alcanzan ni para cubrir los alimentos básicos. En 2011, 73 de 100 jóvenes ganaban menos de 1.792 bolivianos, un poco más de un salario mínimo nacional, que asciende a 1.440 bolivianos desde este año.
Según un estudio de Fundapró de 2011, hay un gran divorcio entre una oferta de profesionales con licenciatura y una demanda que requiere técnicos y empleados menos calificados. "Hay una sobreoferta de profesionales con licenciatura y el mercado demanda más técnicos y operarios no calificados”, expresa el estudio.
"Cada año, egresan y se titulan 170 mil estudiantes de las universidades del país y sólo 80.000 consiguen trabajar (53%) y los restantes (47%) terminan desempleados, subempleados o creando negocios por necesidad más que por oportunidad, alentando la informalidad”, dijo Rojas.
El desempleo
Según el CEDLA, la tasa de desempleo en las ciudades de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y El Alto bajó de 11% en 2009 a un 7,9% en 2011. De acuerdo con los datos del Gobierno, a escala nacional llegó a un 3,2%.
Sin embargo, el investigador Bruno Rojas aseguró que "numéricamente, el desempleo disminuyó pero no como efecto de la mayor generación de empleos o por una mejor calidad del empleo”.
Rojas planteó algunas hipótesis, como la migración a España, Brasil, Argentina y Chile y el incremento de la población inactiva con amas de casa, estudiantes u otros.
El investigador da cuenta que el problema deriva de una profundización del patrón primario-exportador, sobre todo si se considera que el año pasado el 80% de las ventas externas del país fue de minerales e hidrocarburos y el crecimiento económico está concentrado en estos dos sectores que generan poco empleo, en una débil industrialización y en políticas de desarrollo productivo e industrial inconsistentes.
Actualmente, el comercio está supeditado al comportamiento del mercado externo. "En este momento, si se impide el ingreso de ropa usada o si existe una desaceleración de la economía de China y no traen más productos electrónicos o de otra índole, estos sectores de comercio en el país se mueren”, apuntó Rojas y aseguró que son actividades casi ficticias.
Es periodista y realizó esta investigación a través del "Fondo concursable para investigación periodística sobre el empleo juvenil en Bolivia” que apoya la Fundación para el Periodismo y Solidar-Suiza.
Proponen crear un observatorio de actividad laboral
El nuevo director del Banco Mundial para Bolivia y la región, Alberto Rodríguez, propuso conformar observatorios laborales que tengan el objetivo de informar a los bachilleres, a través de páginas de internet, cuál es la demanda laboral del mercado, las remuneraciones iniciales que ofrecen y otros detalles.
"Parte de ese problema es la información. Los estudiantes no tienen la información de cuáles son las carreras y áreas donde habrá mejores oportunidades a la hora de su graduación. A veces, la información que reciben de sus padres influye y piden que se gradúe de abogado. Algunos países resolvieron eso a partir de observatorios laborales, que son páginas web en las que se reúne información de cuáles son las carreras más solicitadas, los salarios de entrada en ellas a partir de información manejada por los ministerios de trabajo. Entonces, los estudiantes pueden acceder a esas páginas y decidir en qué áreas estudiar”, dijo en una anterior entrevista.
El representante explicó que con el observatorio romperían la cadena de desinformación en los estudiantes. "Hay países que lo tienen a nivel nacional: en Chile y Colombia; y hay otros que lo tienen a nivel regional como Polonia que tiene 17 observatorios laborales, reconociendo que cada una de ellas es un poco diferente”, concluyó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario