Pese a la avanzada de la fotografía digital en el mundo de los principales estudios fotográficos de La Paz, el revelado de rollos con negativos se resiste a perecer. Este negocio, que nació con la misma fotografía, aún persiste en medio de la prevalencia de la fotografía digital.
Antes, en promedio, ingresaban a los estudios hasta 300 rollos al día, para que mediante procesos químicos se convirtieran en recuerdos familiares, retratos, recuerdos de trabajo o impresiones paisajísticas. Ahora, el estudio que más rollos recibe apenas llega a esa cifra, pero ya no en una jornada, sino en un mes, según se desprende de las declaraciones de personas que se dedican a este rubro.
Marcelo Miranda lleva más de 15 años de trabajo en el estudio ABC Color, ubicado en la plaza San Francisco, y cuenta que aún hay demanda para esta labor, pese al embate de la fotografía digital. "Todavía está vigente. Recibimos unos 300 al mes, antes se recibía al día esa cantidad”, recuerda el técnico.
El estudio Kodak, de don José Herbas, también recibe rollos, aunque en un número mucho menor. Don José, que tiene encima 40 años de experiencia en fotografía, explica que el rango de rollos revelados va de siete a 10 al mes, lo que contrasta en gran manera con la cantidad que ingresaba hace más de 10 años.
"Antes había cantidad de rollos, 500 a mil rollos. Y hasta 2010 más o menos se hacía como 300 rollos por día”, recuerda, nostálgico, don José.
Ahora, esa cantidad romántica y añorada de demanda de revelado es suplida por la inmediatez del click de una cámara digital. Con los modelos cada vez más evolucionados es más fácil sacar fotos, comenta.
Si bien los rollos ya no se comercializan con la misma fuerza que antes, quienes llevan a revelar sus películas lo hacen porque las conservan o porque son extranjeros, o bien connacionales, que prefieren el sistema "analógico” por la fidelidad en la imagen.
Guery Quisbert, del estudio Fotomundo (San Miguel), explica que cuando les llegan rollos fotográficos lo que hacen es llevarlos a revelar al centro de la ciudad, para luego digitalizar las imágenes.
"Revelamos el negativo, lo hacemos escanear en un CD o en un dispositivo digital, lo traemos y aquí los copiamos en nuestra máquina digital”, asegura.
Con todo, hay coincidencia en que el negocio tiene los "años contados”.
Jaime Choque, responsable de otro estudio Kodak, explica que en el mundo ya no se fabrican los rollos de 35 milímetros. Por ello, considera que el negocio del revelado analógico tenderá, lastimosamente, a desaparecer.
Daniel Dalence, del conocido Estudio Eguino, prevé que el negocio de revelar rollos negativos se resistirá como máximo un par de años más. "Va a desaparecer en unos dos años porque por Perú y Brasil entran rollos de contrabando”, explica.
De momento, y mientras los soportes digitales ganan terreno con cámaras más fáciles de usar, cámaras en celulares y demás novedades, los trabajadores de estos estudios no permiten que esta tradicional forma de revelar fotos desaparezca.
Si bien hay un proceso en el cual intervienen agentes químicos que demandan gastos, todos coinciden en que el rollo tiene una gran calidad y en que mientras se lo pueda hacer, se seguirá con su revelado.
Testimonios
Joaquín Ramos
Foto Estudio Capri (El Prado)
"La gente sigue trayendo rollos”
La gente sigue trayendo rollos. Al mes, nos traen por lo menos unos tres, pero ya no es como antes. En esos tiempos había harto trabajo. Como ahora ya hay fotos digitales ya no traen los rollos. Eso ha disminuido. Los traen toda clase de personas: jóvenes y adultos. Nos dicen que en el rollo la foto sale con más calidad que en el sistema digital.
René Alarcón
Estudio YMC (El Prado)
"Más que todo vienen mayores”
La gente sigue trayendo sus rollos, de vez en cuando, para que se los revelemos en el estudio. Las personas suelen traer unos 20 rollos por mes. Más que todo traen los rollos las personas mayores, porque les piden otra vez las fotos antiguas y quieren recuperarlas. Siguen vigentes los rollos, eso es lo que hacemos en este estudio.
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