A pesar de que en Potosí no se tienen datos exactos de cuántas niñas, niños y adolescentes trabajan, aproximadamente se ha calculados que existen seis mil niños trabajando en la ciudad.
Así lo informó Luz Rivera, de la Pastoral Social Cáritas Potosí, que apoya al Consejo de Niños, Niñas, Adolescentes Trabajadores de Potosí. Están afiliados 600 a este consejo. “Se habla de erradicación, se habla de que está prohibido el trabajo infantil pero hay millones trabajando. Son un millón de nats (niño adolescente trabajador), trabajando en Bolivia. En Potosí no tenemos datos reales, los datos del INE no los conocemos, pero se presume que hay unos 6 mil a 7 mil niños trabajadores sólo en la ciudad. Sólo entre 600 a 800 están organizados, son fluctuantes, hoy trabajan y mañana no”, explicó.
Con el año escolar concluido, las vacaciones serán aprovechadas por algunos niños y adolescentes para trabajar y así lograr ayudar económicamente a sus familias. Reina Copaico, trabajó desde los 7 años de edad hasta la actualidad que ingresó a la universidad y estudia dos carreras.
“Las condiciones más difíciles para mí han sido que las autoridades no reconocían nuestro trabajo como niños trabajadores, nos tomaban como un objeto, pero no hay casi nadie que se ha preocupado si estábamos en buenas condiciones o no”, contó.
La erradicación de las peores formas de trabajo infantil, es una de las principales preocupaciones. “Siguen vendiendo pizzas en las noches, y son niños que deben tener 10 ó 12 años, no creo que tengan más. En la mina siguen trabajando”, relató.
El trabajo en las minas está vigente, como corrobora el testimonio de Álvaro Laime, quien pasó parte de su infancia y adolescencia en la mina.“He trabajado desde mis siete años. En un principio estaba trabajando en la mina y después en un lavado de autos”, recordó.
“De niño vendía minerales, le ayudaba a escoger mineral a mi abuela y por último entré a trabajar. En interior mina es más riesgoso, más peligroso, porque hay muchos peligros, Hay el peligro del gas, te puede caer el tojo (piedras grandes), derrumbes, dinamita”, explicó.
Álvaro Laime reconoció que en los últimos años la cantidad de niños trabajadores se ha reducido, pero todavía existe.
Conatsop
El Consejo de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores de Potosí está representado por los adolescentes Rubén Gutiérrez y Lourdes Cruz.
Trabajan para ayudar a sus familias
Rosa es una adolescente trabaja desde hace cinco años vendiendo en la feria popular: “Vendo fósforo, bolsas. Es complicado porque hace mucho calor, frío y así te enfermas”.
El trato de la población es duro, lamentó. “Te discriminan. Te dicen de todo: ‘¡ay, esta pobre chica le he de comprar porque ni siquiera puede vender!’, así dicen”, relató. Sólo trabaja los fines de semana, pero ahora que comienzan las vacaciones está buscando trabajo, que hasta el momento no ha conseguido. Su jornada laboral comienza a las 09:00 y culmina cerca de las 20:00, más de las ocho horas laborales.
Rubiño y Gustavo tienen nueve y diez años respectivamente. Rubiño trabaja pesando en el mercado central y a veces encuentra malos tratos de la población. Comenzó a trabajar hace un año. Gustavo es lustrabotas y, con la alegría de un niño, afirmó que su trabajo no es difícil. José tiene 12 años y trabaja, a veces, de heladero o vendedor ambulante. “Vendo helados, pero cuando hace frío no compra mucha gente y los helados los tengo que devolver y ya no me gano”, contó. “En las vacaciones voy a seguir trabajando. En clases es difícil”, explicó.
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