Las leyes y normas de un Estado no son suficientes para erradicar el trabajo infantil en un país como Bolivia, porque es parte de una realidad estructural en la que se vive, debido a la falta de empleo de los padres de familia, analizó el educador y sociólogo de Save The Children International, Antonio Casas Quino.
En su opinión el trabajo infantil es resultado de situaciones estructurales como es la pobreza, falta de empleos estables y permanentes para los adultos (padres y madres de familia).
“El niño o niña, por las situaciones socioeconómicas y familiares, se encuentran en la necesidad de salir a trabajar, siendo que la ganancia de sus padres no abastece para cubrir las necesidades básicas en sus familias”, agregó.
Para Casas, el trabajo infantil tiene una connotación cultural, porque a corta edad y de manera voluntaria se van incorporando en las actividades económicas que realizan sus padres. “Esta realidad se presenta, porque las cosmovisiones culturales así lo marcan en sus estilos de convivencia, sea en el área rural o urbana”.
Dijo que en la coyuntura actual, pretender erradicar el trabajo infantil es una tarea complicada e imposible.
El 15 de julio de 2013 en Cochabamba, durante la presentación de su propuesta de la Unión de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores de Bolivia, (Unatsbo) a las autoridades de la Red Parlamentaria de la Niñez y Adolescencia de la Asamblea Legislativa Plurinacional, mencionaron que era irreal erradicar el trabajo infantil, con o sin ley que lo prohíba seguirá existiendo.
“Porque en las condiciones en las que vivimos, nos vemos en la necesidad de trabajar. Más bien exigieron que se reconozca su trabajo y que se implemente políticas que les proteja a la niñez trabajadora. Por lo que el trabajo infantil se erradicará cuando se erradique la pobreza en Bolivia”, señalaron los representantes de Unatsbo.
FUENTES DE EMPLEO
Casas afirmó que las acciones gubernamentales tienen que ir dirigidas a potenciar acciones que permitan generar estabilidad económica en las familias de los niños, niñas y adolescentes trabajadores.
“Estas acciones se deben consultar y mejor consensuar con la niñez trabajadora organizada en Bolivia. El proyecto de Ley del Código Niño, Niña y Adolescente que está en la Cámara de Senadores, debe considerar acciones y políticas que deben realizar las entidades territoriales como son los municipios y departamentales a favor de la niñez y adolescencia en situación de trabajo", resaltó.
DISCRIMINACIÓN
Según Casas, existe discriminación por parte de la sociedad civil hacia este sector, siendo que el maltrato es una de las peores formas de discriminación.
“Una de las manifestaciones de maltrato, a mi parecer, es la discriminación a este sector de la sociedad, porque también forman y son parte de la sociedad, como son las mujeres, pueblos indígenas y los jóvenes que son reconocidos actualmente en las normativas nacionales e internacionales. Este es el primer maltrato que sufren los niños, niñas y adolescentes trabajadores al no ser reconocidos por su Estado, se les escucha en pocas oportunidades pero no se les toma en cuenta sus aportes y sus opiniones”, dijo.
Agregó que otro tipo de maltratos que sufren es la violencia, esta se manifiesta cuando trabajan para terceras personas o empleadores: “Sufren violencia física (golpes, trabajos pesados, etc.) y psicológica (desvalorización de su trabajo por su edad, amenazas de despido, etc.). También los niños y niñas trabajadores, en especial las adolescentes, son víctmas de violencia sexual (acoso y consumación del hecho), estas casi nunca son denunciadas, porque no reciben el apoyo adecuado de las autoridades”.
La explotación es una de las violencias contra los niños, niñas y adolescentes trabajadores, porque no se les reconoce su trabajo y no son remunerados de la misma forma como los adultos aunque realicen el mismo trabajo y cumplen sus actividades laborales en condiciones inseguras.
DATOS
La explotación se puede manifestar de la siguiente manera:
Trabajo a tiempo completo a una edad demasiado temprana.
Horario laboral prolongado.
Labores que producen tensiones indebidas de carácter físico, social o psicológico.
Remuneración inadecuada.
Demasiada responsabilidad.
Obstaculización en la educación.
Trabajos que socavan la dignidad y autoestima de los niños y niñas, tales como la esclavitud, la servidumbre y la explotación sexual.
Labores que perjudican el pleno desarrollo social y psicológico.
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