“Me tienen fichado”, “Me hacen la vida imposible”, “Me tienen sin vida”, son algunas frases comunes en una situación de acoso laboral o mobbing.
En la doctrina laboral boliviana existe consenso en la conceptualización de lo que es acoso o mobbing, señalándose que esa figura implica presión que busca la autoeliminación de un trabajador mediante su denigración. Esta figura conlleva acciones de hostigamiento en el trabajo con la finalidad de que la víctima opte por su retiro voluntario.
Así, el acoso laboral debe necesariamente ser consecuencia de la actividad en el trabajo, de manera permanente durante más de seis meses. “Solo en este tiempo puede considerarse el mobbing, por los efectos en la víctima”, apunta la psicóloga forense Lorena Cox.
El agresor utiliza diferentes herramientas para lograr su cometido. El abogado laboralista y asesor de la Central Obrera Departamental (COD) y la Federación de Fabriles de Cochabamba, Gualberto Romero, señala algunas de ellas.
La rebaja de sueldo como producto de una amenaza anterior, el cambio de puesto de trabajo sin justa causa. Es decir, de ser operador de maquinaria a portero o personal de limpieza.
El cambio de horario sin previo acuerdo, es decir si iniciaba su jornada de trabajo a las 08:00 y ahora le instruyen ingresar media hora antes.
La persecución laboral o morbiterror es una de las maneras más graves y frecuentes de acoso cuando el jefe hace seguimiento permanente al trabajo del empleado y lo tiene como comúnmente se llama “sin vida”. Le hace un seguimiento excesivo, le pide su trabajo aun cuando todavía no ha cumplido su plazo, logrando que su sola presencia lo atemorice o altere los nervios.
Aumentar el trabajo sin otorgarle el tiempo suficiente a sabiendas de que no podrá lograrlo es otra de las estrategias para ponerlo en evidencia.
Con estas acciones, el acosador logra tener elementos para crear una mala imagen de la víctima, con informes negativos frente a sus superiores y compañeros.
En el peor de los casos, principalmente entre hombres, la agresiones pueden ser también físicas
LA VÍCTIMA
¿Quiénes son las personas más propensas a ser víctimas del mobbing en un espacio laboral?
En esta situación particular de acoso no existen personas con cierto tipo de perfil que sean propensas al mobbing, su situación dependerá de que tenga la mala fortuna de encontrarse con superiores o compañeros que vean en él a alguien que opaca o afecta su desarrollo laboral.
Las víctimas de acoso son envidiadas por sus características personales, sociales o familiares, es decir, su éxito social, su buena fama, inteligencia e incluso apariencia física.
El mobbing suele afectar a trabajadores perfectamente válidos y capaces, bien valorados y creativos. Frecuentemente se trata de adultos superdotados, de forma que son, paradójicamente, los mejores de la organización.
Sin embargo, en otros casos se debe a que la víctima se ha resistido a participar, colaborar o "mirar a otro lado" mientras se producía alguna situación, es decir, por aquello que conoce o ha presenciado.
Otro perfil es el de aquellos que presentan un exceso de ingenuidad y buena fe y que no saben hacer frente desde el principio a aquellos que pretenden manipularlos o perjudicarlos.
También se elige a la víctima debido a su juventud, orientación sexual, ideología política, religión, procedencia geográfica, etc.
Es muy frecuente que se seleccione a las víctimas entre personas que presenten un factor de mayor vulnerabilidad personal, familiar o social (inmigrantes, discapacitados, enfermos, víctimas de violencia doméstica, mujeres u hombres atractivos...). En estos casos, la posibilidad de hacer frente a los acosadores disminuye, viéndose facilitada la impunidad de éstos.
Las víctimas suelen ser personas con elevada ética, honradez y rectitud, así como con un alto sentido de la justicia. Personas con alguna característica que los distingue, como las ya apuntadas (jóvenes, mujeres, minorías...). Personas altamente capacitadas. Personas populares, líderes natos. Personas con una elevada capacidad empática, sensibilidad o comprensión del sufrimiento ajeno. Personas con situaciones personales o familiares altamente satisfactorias. Personas en situaciones de alta vulnerabilidad, etc.
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