Miles de jóvenes, sobre todo recién titulados y egresados de universidades, buscan un empleo los primeros meses del año. La mayoría no tiene suerte en su búsqueda a pesar de contar con un perfil profesional apto para su inserción en el campo laboral.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a nivel global, 73,4 millones de jóvenes entre 15 y 24 años no tenían trabajo en 2013, lo que constituye el 36% de los 202 millones de desempleados de todo el mundo.
Un estudio de dicho organismo internacional muestra que los hombres jóvenes tienen ventaja sobre las mujeres del mismo grupo de edad en la transición hacia el mercado laboral.
“Los hombres jóvenes tienen más probabilidades que las mujeres jóvenes de obtener un empleo estable y en el sector formal”, especifica dicha pesquisa.
La desigualdad salarial entre hombres y mujeres es una realidad, según el informe de 2014 del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA). Por ejemplo, en trabajos temporales tales como construcción, la mujer percibe 37% menos de salario que el hombre.
Hay más mujeres que hombres con título
Contradictoriamente a esta demanda en el campo laboral, en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) se titulan más mujeres que hombres, a pesar de que la población masculina universitaria es mayor a la femenina.
Según la División de Sistemas de Información y Estadística (DSIE) de esa casa de estudios, el 52% de los estudiantes de la UMSA son varones y 48% son mujeres.
Ese registro revela que en 2014 se titularon 3.970 nuevos profesionales de 69 carreras universitarias. De esta cantidad, 1.760 son varones y 2.210 son mujeres.
Profesionales sin empleo
Ser profesional hoy no es garantía de encontrar un empleo digno y bien pagado. Por el contrario, muchos jóvenes con nivel de instrucción universitario trabajan en oficios como el comercio informal.
Según la OIT, la mayoría de los puestos de trabajo disponibles se encuentran en el sector informal. “La mayoría de ellos suelen ser arriesgados y peligrosos”, apunta el informe de dicho organismo.
En Bolivia sucede lo mismo. Una buena cantidad de profesionales nuevos aún no tiene una fuente laboral en su área.
Un claro ejemplo lo vemos en los profesionales de la Facultad de Ingeniería. Según el decano de la Facultad de Ingeniería de la UMSA, Miguel Ángel Calla, el 30% de los ingenieros egresados de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) termina su maestría en Bolivia y migra al exterior porque en el país no encuentra empleo.
“De los 8.000 estudiantes que inician el pregrado (a nivel licenciatura) cada año, 2.500 concluyen sus estudios. De ellos sólo 500 acceden a una maestría y el 30% (150) de ese grupo se va al exterior porque en Bolivia no existen fuentes de empleo”, expuso Calla.
La fuerza laboral en Bolivia está compuesta en 53% por licenciados, 35% por técnicos y 12% en obreros, según un estudio del mercado de trabajo en Bolivia, elaborado por la Fundación para la Producción, Funda Pro y Fautapo.
El estudio concluye que en Bolivia hay exceso de licenciados, insuficiencia de profesionales técnicos egresados de centros con acreditación ministerial y suficiente cantidad de obreros para distintos sectores.
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