La Organización Internacional del Trabajo (OIT) sugiere formalizar el
empleo, que las micro y pequeñas empresas (mype) pasen a ser medianas y
éstas a su vez grandes como una estrategia de desarrollo y crecimiento
de los países de América Latina y el Caribe.
José Manuel Salazar, subdirector general de esa organización, explica
que las tasas de informalidad en el continente americano, que en
promedio están en 46,8%, impiden que las economías de los países de la
región puedan crecer más, pues son sectores que no contribuyen a la
calidad de la producción, tampoco a la productividad y menos a la
exportación.
Esa explicación la hizo durante la 18ª Reunión Regional Americana de
esa organización internacional, realizada en Lima (Perú) en
octubre.Precisó que en la década pasada, a partir del año 2000, las
economías latinoamericanas y del Caribe mostraron altos niveles de
crecimiento, aunque —dice— esto se debió, en parte, al buen precio en el
que se cotizaban los productos primarios.
En el documento “Las Américas ante los retos del siglo 21: empleo
pleno, productivo y trabajo decente”, la OIT señala que el crecimiento
moderado pero sostenido de la región en su conjunto ha estado basado
sobre todo en exportaciones básicas, lo que si bien generó recursos para
combatir la pobreza, “se ha mostrado insuficiente para reducir la
desigualdad o para formalizar el empleo”.
La tasa de informalidad en el continente bajó del 47,7% en 2012 al
46,8% en 2013. Sin embargo, Guy Ryder, director general del organismo
internacional, asegura que todavía es un índice alto, por lo que se
deben seguir haciendo esfuerzos para su reducción.
Manifiesta que la formalización del trabajo es un tema de prioridad
para la organización que dirige porque debido a las altas tasas de
empleo informal, este continente sigue siendo el más desigual del
planeta.
Uno de los desafíos para lograr disminuir la informalidad laboral en el
continente, señala Elizabeth Tinoco, directora regional de la OIT para
América Latina y el Caribe, es avanzar en la formalización de las mype,
que son las principales generadoras de fuentes de trabajo en la región.
Considera que ése es un reto complejo porque el mundo de las micro y
pequeñas empresas “es sumamente heterogéneo”, aunque reitera que es
necesario encarar esa transformación porque el nivel de informalidad “es
un obstáculo importante en el camino de nuestros países hacia el
desarrollo económico y social”.
La estructura empresarial en las Américas, explica Salazar, está
dominada por las mype. Para que pasen a ser medianas y éstas a su vez
grandes, sugiere fortalecer las políticas de apoyo de los gobiernos a
este sector.
“Los estudios demuestran que hay una correlación positiva entre
productividad y tamaño de empresa, o sea entre más grande la empresa,
mayor la productividad. El tener una estructura empresarial de mucha
micro y pequeña empresa jala el promedio hacia abajo”, afirma Salazar.
Tinoco precisa que para cambiar esa base debe haber una adecuada
normativa, incentivos a la formalización y se debe mejorar su capacidad
para que cumplan las normas. Se debe también simplificar los trámites
para que éstas puedan registrarse, adecuar los sistemas tributarios y
dar incentivos relacionados con la seguridad social, entre otras
disposiciones.
Un ejemplo de cómo se logra adecuar el sistema de impuestos, explica
Salazar, es Colombia, donde la empresa que se formaliza paga menos
tributos y, a medida que va creciendo, esa obligación va en aumento.
Demografía afectará al mercado de trabajo
Elisa Medrano
El mercado de trabajo se verá afectado, en el largo plazo, por las
tendencias demográficas, advierte José Manuel Salazar, subdirector
general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), quien además
afirma que este tema debe ser tomado en cuenta por los diferentes
países.
“Hay sociedades que están envejeciendo, que ya son bastante mayorcitas
en términos de la estructura de la pirámide de la población; si ahora
tienen 15% o 20% de personas mayores de 60 a 65 años, en 2030 van a
tener del 20% al 25%, que es una cosa espectacular”, manifiesta.
En su criterio, ése es un cambio estructural lento, pero seguro y,
además, muy perceptible. En ese análisis, dice Salazar, se sabe que
Europa, Estados Unidos o China van a tener sociedades envejecidas en el
largo plazo.
Explica que cuando ello ocurra, esas naciones serán una fuente de
empleo para las juventudes de los diferentes países cuyas economías son
emergentes.
Empleo.
“Entonces se tienen proyecciones en todo lo que son las ocupaciones de
salud, de cuidado a los mayores, eso va a ser una fuente de empleo. Se
tiene que estudiar algo que tiene que ver con salud y el cuidado de
mayores. Seguro que esos países tendrán que ampliar las inversiones y
las capacidades porque es un shock lento pero seguro”, indica.
Además, según Salazar, en las economías emergentes habrá más doctorados
y maestrías, grados académicos que antes estaban en las naciones
desarrolladas, lo que, sin embargo, abaratará el trabajo especializado y
con formación profesional.
“Ahí habrá trabajo relativamente barato, pero no de explotación. Se
tendrán fuentes de empleo en compañías con departamentos de
investigación y de desarrollo, con gente de altísimas capacidades y
habilidades”, sostiene el representante de este organismo.
El Gobierno dice que impulsa políticas a favor de las mype
Elisa Medrano
El Gobierno asegura que impulsa políticas para la formalización de las
micro y pequeñas empresas (mype), como el hecho de otorgar créditos a
bajas tasas de interés o combatir el contrabando. Sin embargo, el sector
empresarial considera que hacen falta más incentivos.
El ministro de Trabajo, Daniel Santalla, explica que el acceso a
financiamiento se promueve a través del Banco de Desarrollo Productivo
(BDP) y al estatal Banco Unión.
“Hay créditos concesionales, con tasas preferenciales, donde los
intereses son bajos con relación a la banca comercial”, manifiesta la
autoridad.Sin detallar qué otras políticas se impulsan desde el
Ejecutivo en favor del sector privado, el ministro asegura que “hay
varias iniciativas y políticas” que se vienen realizando “para apoyar a
la industria en general”.
Explica que de los 27.000 empleadores registrados en ese despacho,
24.000 son dependientes, es decir, dan empleo formal a más de dos
personas. Del total, afirma, el 80% son micro y pequeñas empresas, las
que están enlistadas en el Registro Obligatorio de Empleadores.
“Ahora, indudablemente, debe haber un sector importante que no está
registrado y vamos a ver cómo podemos ayudar para que se vuelvan
empleadores formales”, manifiesta.
Empleo. En el país, el índice de informalidad está en el orden del 70%, superior al 46,8% del promedio de la región latinoamericana.
Pablo Carrasco, presidente de la Comisión Jurídica de la Confederación
de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), considera que debe haber
incentivos tributarios y facilidades para crear nuevas empresas. Además,
añade que se tienen que flexibilizar algunos instrumentos de
fiscalización que limitan el interés de las micro y pequeñas empresas
para formalizar el empleo. Adicionalmente, considera que se deben
adoptar una serie de políticas integrales que involucren a todos los
sectores.
En su criterio, si bien la formalización en todos los niveles es
importante, los costos para llegar a ello son muy elevados. “El costo de
las cargas sociales y tributarias que asumen los empleadores es
elevado, por lo que muchas de las micro y pequeñas empresas prefieren
vivir en el anonimato”, asegura el ejecutivo de la CEPB.
Explica que en otras naciones el Estado subvenciona durante algunos
años el pago de aportaciones y las cargas a la seguridad social. Ese
tipo de asistencia, sostiene, se va reduciendo con los años hasta que
esas compañías sean las que asuman en su integridad ese tipo de gasto.
En el caso de Bolivia, indica Carrasco, si bien existen incentivos
tributarios, éstos no han permitido formalizar el empleo y, al
contrario, lo que hicieron es que hayan sectores que no transparentan su
información pues prefieren mantenerse en el mismo esquema, no crecen y
no crean nuevas fuentes de empleo.
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