Mikaela fue víctima de “fraude laboral” dentro su empresa cuando estaba embarazada, ya que su empleador no le permitió tomar la baja médica pese a que contaba con un ente gestor de salud. Sus horas de lactancia tampoco fueron cumplidas. Como ella, muchas mujeres y hombres sufren la vulneración de sus derechos laborales de diferente manera por parte de sus empleadores.
A los ocho meses de embarazo, Mikaela le pidió a su jefe que le otorgue la baja médica prenatal para poder descansar mientras esperaba el nacimiento de su bebé.
Su trabajo como secretaria en una empresa era para su jefe irremplazable, o al menos eso le había dicho él para no otorgarle la baja que por ley le correspondía.
Mikaela contaba con el seguro médico de la Caja Nacional de Salud (CNS) y sabía que por norma le correspondía los 45 días de permiso antes del nacimiento de su niño y los 45 días después de dar a luz, sin embargo su jefe le pidió que continuara trabajando todo el tiempo que pudiera hasta dar a luz.
Los dolores y el cansancio fueron aumentando día a día y finalmente Mikaela dejó de ir a trabajar una semana antes de dar a luz. A los pocos días que nació su bebé, su jefe le pidió que retorne a trabajar porque no contaba con ninguna persona que se haga cargo del trabajo que ella realizaba.
Por no perder el empleo y pese a que todavía tenía algunas molestias normales después del parto, Mikaela regresó a su fuente laboral.
Cuando retornó al trabajo, su jefe no tomó en cuenta el horario de lactancia y le empezó a hacer descuentos por los minutos que se demoraba.
“Como no tuve baja médica tenía que dejar a mi bebé con mis familiares para que me lo cuiden todos los días y eso me demoraba tiempo, pero mi jefe ni siquiera fue tolerante con eso. No me dio el horario de lactancia”, contó.
Poco tiempo después, Mikaela se enteró que su jefe fue compensado por la CNS por los 90 días de la baja prenatal y postnatal, de los cuales ella solamente utilizó 10 días.
“Nunca denuncié lo que estaba pasando porque tenía miedo a perder mi empleo y con mi hijo de por medio los gastos eran cada vez mayores”, relató
Actualmente, la joven madre continúa trabajando en la misma empresa, pero al conocer los derechos laborales que no fueron cumplidos de parte de su empleador, le manifestó su deseo de retirarse, esperando encontrar un trabajo donde los beneficios sociales y laborales sean reconocidos.
TRABAJO SIN SEGURO
Algo parecido de lo que le sucedió a Mikaela, le ocurrió a Eliana, empleada de una importadora de alimentos.
Un día de trabajo sufrió un accidente mientras caminaba para entregar los productos de su empresa y se fracturó la pierna izquierda. Estuvo enyesada un mes y el médico le pidió reposo absoluto.
A pesar de que ella ya trabajaba en la empresa 10 meses, sus jefes no le otorgaron un seguro médico, pese a que lo reclamaba constantemente, porque su hijo de un año también necesitaba. Sin embargo, cada vez los empleadores le pedían paciencia.
Cuando el accidente ocurrió, Eliana no contaba con un seguro médico y tuvo que pagar los gastos de su atención en una clínica particular. Sus jefes, que además no le hicieron la devolución de los gastos de su accidente, le pidieron que retorne a su trabajo 15 días después del infortunio.
Eliana pasó por alto las recomendaciones del médico y retornó a su fuente laboral con el yeso y caminando con muletas.
“Todavía me sentía mal y mi trabajo consiste en caminar porque hago entregas y pedidos de productos, pero mis jefes ni siquiera tuvieron compasión de eso”, contó.
Al poco tiempo, Eliana decidió renunciar a su trabajo porque se dio cuenta que además de no contar con un seguro médico, sus empleadores tampoco cumplían con el pago de horas extras y no le reconocían ninguno de sus beneficios sociales.
Hasta la fecha, Eliana espera que la empresa le pague su liquidación, ya que sus jefes le pidieron un tiempo para poder hacer el pago.
“Voy a esperar un tiempo para que me paguen, no los quiero denunciar para no meterme en problemas, porque si los del Ministerio del Trabajo se enteran de lo que pasa a esa empresa creo que les podrían imponer muchas multas y eso me daría pena, porque al final me dieron un trabajo”, dijo.
INDEMNIZACIÓN
Daniela, una joven de 20 años, pasó una mala experiencia en su primera fuente de trabajo, una empresa informática.
Fue contratada por tiempo indefinido, pero luego de seis meses de prueba su jefe no le otorgaba los beneficios laborales ni sociales, como el aporte a las Administradoras del Fondo de Pensiones, AFP.
Su trabajo fue destacado y otra empresa la convenció para contratarla con el pago de todos los beneficios sociales.
Al recibir la carta de renuncia, el jefe de la primera empresa donde trabajó se negó a pagarle la liquidación por seis meses.
Daniela acudió al Ministerio del Trabajo y pidió asesoramiento para reclamar por sus derechos. Fue entonces que el empleador, que temía la intervención del Ministerio del Trabajo decidió pagarle la liquidación en una semana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario