09 octubre 2012

Pese a los logros, la brecha laboral entre mujeres y varones persiste



En la mayor parte de los países, las mujeres tienen menos probabilidades que los hombres de participar en el mercado laboral, es decir, de estar empleadas o buscar activamente un trabajo, refiere un estudio realizado por el Banco Mundial (BM).

El empleo se define como la participación en una actividad económica, que a su vez abarca toda la producción del mercado (trabajo remunerado) y ciertos tipos de producción no relacionados con el mercado (trabajo no remunerado), incluida la producción de bienes para uso propio. Toda esta información, con cuadros estadísticos, está disponible en la página digital datos.bancomundial.org.

Para el estudio precisa que se excluyeron las tareas domésticas en el propio hogar, tales como cocinar, limpiar o cuidar a niños o a miembros ancianos de la familia.

Las tasas de participación en la fuerza laboral se definen como el número de personas activas en la población adulta (15-64 años o 15 años o más).

“La participación femenina en el empleo es alta y la brecha de género baja en muchas naciones de ingreso bajo, en las que las mujeres se dedican a la agricultura de subsistencia no remunerada, aunque participan menos en actividades remuneradas fuera del hogar”, destaca el informe.

Ingresos. Las mujeres también son activas en los países de ingreso alto, en los que más de dos tercios de la población adulta femenina participa en el mercado laboral, pero la brecha de género en las tasas de participación es inferior al 15%.

Esto ocurre especialmente en naciones con una amplia cobertura de protección social y sociedades en las que el empleo de tiempo parcial es posible y aceptado.

En cambio, las tasas de participación masculina son bastante estables a través de los países en los diferentes grupos de ingreso. En los países en desarrollo, los patrones promedio de participación femenina en la fuerza laboral son menos uniformes, y van de un mínimo del 21% en Oriente Medio y Norte de África (datos 2010), a un máximo del 71% en países de Asia oriental y el Pacífico.

Las brechas de género en la participación laboral son también las más altas en Oriente Medio y Norte de África y Asia meridional, donde las tasas de participación masculina exceden a las femeninas en más de 50 puntos porcentuales. Las bajas tasas de participación de las mujeres en estas regiones se combinan con los puestos de trabajo vulnerables para quienes están empleadas.

El empleo vulnerable se define como la proporción de trabajadores que realizan trabajos familiares no remunerados y por cuenta propia como un porcentaje del empleo total. Aunque la proporción de hombres y mujeres que laboran en trabajos vulnerables es casi igual en Europa y Asia central, y América Latina y el Caribe, las brechas de género promedio van de 8 a 15 puntos porcentuales en Oriente Medio y Norte de África, y Asia meridional.

De 1990 a 2010, el coeficiente entre participación femenina y masculina en la fuerza de trabajo muestra tendencias heterogéneas en las diferentes regiones de los países en desarrollo. Las tasas de participación femenina en América Latina y el Caribe registran los mayores avances, con un aumento de 18 puntos porcentuales en los últimos dos decenios, aunque la brecha sigue siendo grande: sólo dos tercios de las tasas de participación de los hombres.

También se produjeron algunas mejoras en África al sur del Sahara (incremento de 8 puntos porcentuales) y Oriente Medio y Norte de África (aumento de 3 puntos porcentuales). Por otro lado, en Asia meridional hubo un leve incremento de la brecha de género en la participación (baja de 3 puntos porcentuales).

Hay mejoras en educación, esperanza de vida y salud

La tendencia en estos ámbitos contrasta con el acceso al mercado laboral

Las mujeres en los países de ingreso bajo y mediano han experimentado mejoras significativas en los indicadores de capital humano: estudian y viven más tiempo, tienen menos hijos y los partos son más seguros, señala el estudio del Banco Mundial (BM) en el sitio web datos.bancomundial.org.

Sin embargo, se advierte que “estos avances sólo se reflejan en modificaciones mínimas en la proporción de las tasas generales de participación femenina en la fuerza laboral”.

Las tendencias de la fuerza laboral contrastan con otros cambios económicos y sociales que se espera aumenten el acceso de las mujeres a los mercados de trabajo, precisa el informe.

Equilibrio. ¿Cómo y cuándo las políticas pueden ayudar a las mujeres que desean entrar en el mercado laboral?, es una de las preguntas que hace el documento del Banco Mundial.

Al respecto señala que las evidencias divergentes sugieren que las intervenciones deben alcanzar “un equilibrio” entre la protección de las mujeres y la reducción de los costos de la oportunidad de participar, sin exacerbar aún más la segregación de los mercados laborales.

“Los países deben garantizar el seguimiento y la evaluación de políticas activas sobre el mercado laboral para entender cuáles funcionan para las mujeres y cuáles no”, es la sugerencia de la entidad multilateral.

Las tasas de participación femenina varían ampliamente en las regiones en desarrollo debido a varios factores y las realidades de cada nación.

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