25 octubre 2012

El 61 por ciento de los trabajadores oscila entre los 13 y 40 años de edad

La fuerza laboral de los jóvenes en Cochabamba comienza a muy temprana edad, en el límite de la niñez y adolescencia. El estudio de la Fundación Abril y la Universidad Mayor de San Simón señala que el promedio de inicio del trabajo es 13 años.

La investigación realizada destaca también que el 61 por ciento de los trabajadores oscila entre esta edad y los 40 años.

Las personas de mayor edad identificadas en el estudio son de 67 años en el caso de las mujeres y 73 en el caso de los varones.

Asimismo, se muestra que el 74 por ciento de los empleados comenzaron a trabajar antes de los 20 años y un 17 por ciento después de los 25 años.

El investigador del estudio Víctor Hugo Calisaya informó que los hombres se introducen en el mundo del trabajo a corta edad, a diferencia de lo que ocurre con las mujeres.

DIFICULTADES

Con esos datos, los investigadores aseguran que los jóvenes cochabambinos están llevando en su espalda una suerte de crisis, es decir que no van a conseguir trabajo fácilmente.

A esto se añade -dijo Calisaya- que la población juvenil es la más afectada con la precariedad del mundo laboral.

El mercado laboral juvenil en la actualidad es reducido y que por este motivo muchos jóvenes dejan pasar de largo el cumplimiento de sus beneficios laborales por parte de sus empleadores. Incluso este grupo juvenil sería el más conforme con la remuneración que recibe.

Según el investigador, Bolivia y el mundo está viviendo una especie de boom demográfico y a partir del año 2015 habrá una tendencia de crecimiento mayor de la población juvenil que provocará problemas no solamente en el aspecto laboral, sino también en lo político y social.

“Este grupo de trabajadores como fuerza económica es muy importante, pero no está pudiendo ser catalogada como una fuerza de trabajo en el mercado laboral y esto podría hacer que muchos jóvenes en un futuro se queden sin trabajo”, señaló.

SEGUNDA CARRERA

La investigación que también incluyó la realización de grupos focales, develó que a falta de una oportunidad de trabajo o el hecho de no asumir la responsabilidad del ingreso al mercado laboral hay jóvenes que deciden estudiar dos carreras universitarias.

Muchos salen de una primera carrera esperando encontrar un trabajo con todos los beneficios sociales, laborales y la remuneración del salario mínimo nacional, pero esto no sucede porque en muchas empresas e instituciones los jóvenes chocan además con el requisito, para muchos indispensable, la experiencia laboral.

“Los jóvenes creen que es mejor seguir estudiando porque eso les da la posibilidad a los padres de familia de no exigir a sus hijos el ingreso al mercado laboral. Los padres muchas veces se quedan conformes sabiendo que sus hijos siguen estudiando”, dijo Calisaya a tiempo de señalar que otro de los motivos por el cual los jóvenes hacen dos carreras e incluso hasta tres, es para tratar de capacitarse y calificar en el exigente mercado laboral.

Otro de los fenómenos que se presenta con los jóvenes luego de que estos salen de la universidad, se refiere a la inscripción en una segunda carrera, pero no con la intención de estudiarla, sino para que a través de ésta puedan contar con un seguro médico.

Los jóvenes buscan en una segunda inscripción a la universidad obtener el beneficio del seguro de salud que, en muchos casos, el empleador no les otorga cuando les da el trabajo.

HIJOS

Otro de los datos que llama la atención es que el 71.9 por ciento de los trabajadores tiene hijos. El 52.3 por ciento indica que el número de hijos que tiene oscila entre los dos y tres.

Esto demuestra que la mayoría de los trabajadores, que además son jóvenes, tienen la responsabilidad del cuidado y educación de sus hijos, lo que demuestra la necesidad de trabajo de estas personas.

DOBLE EMPLEO

Debido a ese fenómeno, la población joven también opta por la posibilidad de conseguir dos trabajos.

El estudio demuestra que 24 de cada 100 trabajadores tienen un segundo empleo.

Calisaya manifestó que hay médicos, profesores, ingenieros que sin importar la profesión que tengan optan por un segundo empleo para poder afrontar los gastos que tienen.

Los profesionales acomodan sus horarios o en algunos casos optan también por emprender un pequeño negocio o dedicarse a alguna forma de comercio.

ANTIGUO Y NUEVO MUNDO

La implementación de las políticas neoliberales y la transformación de los procesos productivos han deteriorado las condiciones laborales y han fragmentado el mundo del trabajo, en un “viejo mundo” y en otro “nuevo mundo” del trabajo, aseguran los investigadores.

Es así -indica el estudio- que el viejo mundo del trabajo con empleo estable y de calidad es cada vez menos y para el año 2008 representaba un poco menos del 20 por ciento .

El nuevo mundo del trabajo con empleos precarios, inestables, malas condiciones de vida, con futuros inciertos representa a más del 80 por ciento de los trabajadores. El empleo estable y de calidad es un lujo para muy pocos trabajadores, la gran mayoría de estos vive en malas condiciones laborales y con contratos fraudulentos.

Calisaya indicó que los trabajadores antes eran mucho más aguerridos que los de ahora y que por esta situación las personas más antiguas son las que tienen más beneficios en comparación al personal que fue contratado hace poco.

“Eso también demuestra que antes las empresas estaban mejor. Ahora el régimen a nivel laboral ha cambiado dependiendo el tipo de contrato”, comentó.

Actualmente existen estrategias para burlar los beneficios de los trabajadores, señaló el investigador a tiempo de destacar que para evitar el acceso de los empleados a sus derechos laborales, los empleadores hacen cambios de fuentes laborales entre los trabajadores de dos o tres meses y así evitan los contratos por tiempo indefinido.

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