Una investigación del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) estableció que casi la mitad de los trabajadores tiene un empleo precario extremo (48%), un tercio posee un empleo precario moderado (35%) y apenas el 17% logra contar con un empleo adecuado.
Para hacer un análisis de la calidad del empleo en el país, el Cedla construyó un indicador que distingue tres categorías de calidad del empleo: no precario, precario moderado y precario extremo, considerando aspectos referidos a la estabilidad laboral, los ingresos laborales (por debajo o por encima del costo de una canasta normativa alimentaria) y la cobertura previsional (aportes al sistema de pensiones).
Con este indicador, el cuadro que se presenta en términos de la pérdida de calidad del empleo es desolador, ya que muestra que las estrategias de competitividad basadas en el ahorro de costos laborales y la mayor explotación del trabajo todavía gozan de buena salud.
La evaluación además sostiene que este proceso de precarización laboral afectó tanto a hombres como a mujeres. En 2010, ya solamente 2 de cada 10 hombres y una de cada 10 mujeres tenían acceso a un empleo adecuado.
Suele argumentarse que los empleos de buena calidad están en el sector formal (estatal o empresarial) y que los peores empleos están en el sector informal (semiempresarial y familiar).
“Nada más ajeno a la situación actual, la baja calidad se ha instalado en todos los sectores del mercado de trabajo”, agrega el informe.
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