La investigación realizada por el Cedla destaca que tanto el Estado como las empresas continúan actuando sin respeto por los derechos laborales, acudiendo a la contratación temporal y al despido por causas ajenas al trabajador, a la modificación de las formas de pago, las jornadas laborales y la asignación de tareas de manera funcional a la acumulación de capital.
CALIDAD DE EMPLEO
El cuadro que se presenta en términos de la pérdida de calidad del empleo es desolador. Las estrategias de competitividad basadas en el ahorro de costos laborales y la mayor explotación del trabajo todavía gozan de buena salud. Por otro lado, las instituciones encargadas de hacer cumplir la legislación laboral y la protección social de los trabajadores siguen siendo inoperantes.
De acuerdo a la información proporcionada por el Cedla hasta fines de 2010, en el eje troncal (La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz) el 48 por ciento de los trabajadores tenía un empleo precario extremo, un 35 por ciento un empleo precario moderado y solamente un 17 por ciento un empleo adecuado.
Comparando las cifras anteriores con las registradas hace una década se puede decir que el proceso de precarización del empleo empeoró, pues en el 2001 el 22 por ciento de los empleados tenía un empleo adecuado, el 56 por ciento tenía un empleo precario moderado y el 21.3 por ciento un empleo precario extremo.
Este proceso de precarización afectó tanto a hombres como a mujeres; el 2010 solamente 2 de cada 10 hombres y una de cada 10 mujeres tenía acceso a un empleo adecuado.
La calidad del empleo es medida de acuerdo a indicadores como la remuneración, el seguro social de salud, la seguridad social y las condiciones de infraestructura del trabajo.
DESEMPLEO
En las ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz, el desempleo a comienzos de la década (2001) llegó al 9,5 por ciento , el nivel más alto conocido hasta entonces (10,6 por ciento entre las mujeres y 8,3 por ciento entre los hombres). Desde ese año la falta de empleo pasó a constituir una de las manifestaciones más visibles del deterioro de la situación laboral y el detonante para la emigración transnacional masiva, destaca el informe.Actualmente la situación es similar, pues hasta el 2010 la tasa de desempleo continúa teniendo cifras cercanas al 10 por ciento .
El año pasado el desempleo en el país llegó al 8,8 por ciento (9,9 por ciento entre las mujeres y 7,9 por ciento entre los hombres), cifra menor a los años anteriores.
“Sin embargo la explicación a este comportamiento no provino de un aumento en la tasa de ocupación, sino más bien al desplazamiento de una fracción de la fuerza laboral de jóvenes y mujeres hacia la inactividad forzosa o desempleo oculto; es decir, se debió a un factor de desaliento causado por la imposibilidad de encontrar trabajo”, concluye el reporte.
La investigación del Cedla, que sintetiza el comportamiento del mercado de trabajo durante esta primera década de este siglo, muestra también que, durante los últimos cinco años, se ha ingresado a una nueva fase de crecimiento sin empleo.
Todo esto está asociado con la pérdida de dinamismo de las actividades productivas intensivas en el uso de mano de obra y con mayor capacidad de eslabonamiento con el resto de los sectores de la economía.
“Es el caso, entre otros, de la industria manufacturera, que durante el 2010 redujo su tasa de crecimiento a 2,6 por ciento , incluso por debajo de la registrada en el 2001, con la consiguiente pérdida de empleos”, concluye el informe de la institución.
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