Es cierto que los países occidentales cuentan con sistemas sanitarios solventes que velan por su salud, pero el fantasma del estrés sobrevuela sobre nuestra vida diaria y puede impedir que se disfrute de la madurez. Y más en estos tiempos, en los que la crisis económica y la inestabilidad laboral son permanentes.
La OMS calcula que el 25% de los pacientes examinados por el médico de cabecera presentan síntomas de ansiedad y que a lo largo de la vida el 15% de la población desarrolla alguno de los trastornos relacionados con esta dolencia.
Solo en España existen 6 millones de personas con depresión y las consultas por ansiedad y estrés van aumentando. Relacionado con ello, hay un dato que hace saltar las alarmas. El consumo de antidepresivos se ha triplicado en los últimos diez años y, desde el comienzo de la crisis, su uso se ha incrementado un 10%.
El ambiente laboral es uno de los principales focos de ansiedad y de depresión en los países occidentales y todo apunta a que las cifras pueden empeorar en las próximas décadas.
Expertos de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA), detectaron en 2008 hasta 27 riesgos psicosociales emergentes relacionados con la seguridad y la salud en el trabajo.
La gran mayoría de ellos están relacionados con cinco ámbitos: las nuevas formas de contratos laborales e inseguridad laboral; los riesgos en materia de seguridad y salud en el trabajo para los trabajadores de edad avanzada; la intensificación del trabajo; la elevada carga de trabajo y de presión; una situación emocional extrema en el trabajo, incluidos casos de violencia y acoso; y el desequilibrio entre vida personal y laboral.
Este organismo publicó la semana pasada un estudio que pone de manifiesto que ocho de cada diez trabajadores europeos cree que en los próximos cinco años la cifra de personas que sufrirá estrés de origen laboral aumentará. “La crisis financiera y la transformación del mercado laboral someten a los trabajadores a exigencias crecientes y, por tanto, no resulta sorprendente que el estrés de origen laboral ocupe un lugar destacado entre las preocupaciones de las personas”, explica Christa Sedlatschek, directora de la EU-OSHA.
Más allá de cinco años, las autoridades tampoco ofrecen buenas perspectivas a los problemas de estrés. En 2020, los trastornos de ansiedad y la depresión serán la causa de enfermedad número uno en el mundo desarrollado, según el informe sobre la salud en el mundo elaborado el año pasado por la OMS. Además, la previsión de este organismo dependiente de Naciones Unidas es que para principios de esa década más del 70% de la carga global de la enfermedad será producida por enfermedades no transmisibles, lesiones y trastornos mentales.
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