De cada 1000 bolivianos, 85 son niños que trabajan en medio de la explotación y otros abusos. Lo alertó ayer la Defensoría del Pueblo, lo ha dicho antes Unicef Bolivia y hasta el Ministerio de Trabajo lo confirmó en 2012. Dato preocupante para algunos, pero casi inexistente como tema de propuesta de quienes aspiran a llegar al Gobierno en octubre.
O sea, el 8,5% de la población del país son niños que trabajan bajo riesgo social. Es decir, 21 estadios como el Hernando Siles de La Paz se podrían llenar de chicos vulnerados. “Durante estos años, las cifras en lugar de disminuir van en aumento, y eso ocurre cuando hay más riqueza, mejores condiciones y cientos de instituciones, campañas y personalidades que proclaman la defensa y protección de la niñez”, critica el defensor del Pueblo, Rolando Villena. Golpea con el dato una y otra vez: 850.000 niños que laboran, la mayoría expoliados.
El dato lo expuso ayer en un encuentro con organizaciones de menores de edad trabajadores. De esa cantidad, más de la mitad está en el departamento de Santa Cruz; unos 450.000, dice Celso Parada, funcionario de la mesa defensorial cruceña. Cifras frías que esconden la realidad de los niños carretilleros del mercado cruceño Abasto, de los ‘mineritos’ de Oruro, de los lustrabotas de La Paz o de los pequeños zafreros de la Amazonia de Beni.
El encargado de comunicación del despacho del ministro de Trabajo y Previsión Social, David Santalla, dijo que la autoridad a cargo del tema no estaba disponible para consultarle sobre el problema social. Pero a nombre del Gobierno de Evo Morales, el viceministro de Comunicación, Sebastián Michel, ha respondido pidiendo a Villena que se señale dónde hay casos de explotación infantil, que el Gobierno garantiza un trabajo legal para los niños, pero que rechazan la expoliación.
“Como Estado reconocemos el derecho de los niños a trabajar, pero hemos regulado a través del nuevo Código del Niño y Niña para que no exista explotación”, dice Michel. Algo parecido sostuvo Morales en diciembre de 2013: “No debería eliminarse el trabajo de niñas, niños y adolescentes. Pero tampoco deberían ser explotados”.
Datos de Unicef
Si se pregunta –puntualmente– dónde está la explotación infantil en Bolivia, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) tiene una respuesta. Algunas de las peores formas de trabajo infantil: minería, zafra de la caña de azúcar y zafra de la castaña.
Según un informe publicado por esta institución en su sitio en internet, de las 38.600 personas que se dedican a la actividad minera, 3.800 son niños y adolescentes. Otro dato: cada año, entre los meses de mayo y noviembre, aproximadamente 35.500 personas se desplazan hacia las regiones cañeras para trabajar en la zafra. En Santa Cruz, 7.000 niños y adolescentes están involucrados en esta actividad. Y sobre la castaña: hasta 2007, en la zafra trabajaban alrededor de 2.600 niños y niñas, y un poco más de 2.000 adolescentes
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