El Prado, la Terminal de Buses, la plaza San Francisco y otras zonas populosas son parte de la rutina diaria. Alejandro no le teme al trabajo y aunque reconoce que descuida sus estudios, siente que no tiene otra alternativa para ayudar a su familia.
No es el único menor que trabaja expuesto a los peligros de la calle, privado del derecho a una familia, a un nombre y a ser sujeto de los beneficios de la Salud y la Educación, asimismo a vivir en condiciones que garanticen su desarrollo humano. Como él, hay niños, niñas y adolescentes que trabajan en restaurantes, en la zafra, en ladrilleras, en las minas, en la recolección de caña y otros rubros laborales por un salario muy lejos del mínimo nacional de Bs 1.440.
EL ESTADO
Los menores reciben por sus servicios entre 700 y 800 bolivianos. Ellos trabajan hasta 15 horas continuas, reconoce el especialista de Erradicación Progresiva del Trabajo Infantil del Ministerio de Trabajo, Yuri Callisaya. Según un estudio de la CAF, sobre las clases medias en la región, el ingreso de 4.00 dólares al día (28 bolivianos/día) refleja la pobreza en la cual se debaten los niños y adolescentes en el país.
Según el último reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el país hay más de 850 mil niños, niñas y adolescentes que trabajan. De esta cifra 500 mil tienen menos de 14 años y más del 80% trabaja en situación de riesgo o en áreas peligrosas expuestos a accidentes y alejados de su hogar.
UNICEF
La jefa de Protección de Niñez y Adolescencia de Unicef en Bolivia, Rosana Vega, coincidió con las cifras de la OIT y dijo que en el país alrededor de 800 mil niños trabajan en tareas riesgosas. Dijo que una de ellas es la zafra, asimismo la trata de personas y otras áreas que representan peligros potenciales que vulneran la seguridad e integridad de los menores. En Bolivia la OIT identificó 21 formas de trabajo infantil y los departamentos con mayor número de menores trabajadores son La Paz, Santa Cruz y Cochabamba.
SITUACIÓN DE CALLE
Retornando al caso de Alejandro, relató a EL DIARIO que debido a los bajos ingresos de su familia se vio en la obligación de trabajar desde muy pequeño. Incluso, ayudó alguna vez a una señora a vender desayuno cerca de la plaza San Francisco. Esta dura tarea comenzaba a las cinco de la madrugada y concluía cuatro horas después. Todo por un salario de 10 bolivianos. Su ingreso mensual podía subir a 400 bolivianos. Ese sueldo lo mantuvo por dos años, luego prefirió dedicarse a la venta ambulante que según dijo, le “generaba más ganancia”.
En la calle Alejandro conoció a muchos amigos de su edad que también se dedican a trabajar. Algunos se alejaron de su hogar, otros fueron explotados en algún negocio y uno que otro se dedica a robar o mendigar en las calles.
“Es muy peligroso trabajar pero tengo que hacerlo. Solo tengo la esperanza de terminar mis estudios para que me llegue algo mejor. Ojalá se pueda”, afirmó Alejandro.
LADRILLERAS
Entre las formas más comunes de explotación infantil en Cochabamba está la elaboración de ladrillos. Estas pequeñas fábricas están situadas al sur de la ciudad.
En esos lugares los niños y adolescentes se dedican a remover tierra, manipular paja, mezclar el material y dividirlos en pequeños moldes para luego introducirlos en hornos a temperaturas muy altas. La mayoría de los menores trabajan descalzos, sin guantes ni los equipos adecuados de seguridad. Generalmente lo realizan por un jornal de 10 a 15 bolivianos.
En Potosí, hace poco las autoridades municipales rescataron a niños y adolescentes que eran explotados en un restaurante de comida China. Trabajaban cerca de 15 horas al día por un sueldo menor a 800 bolivianos.
CERTIFICACIÓN
En Santa Cruz está la zafra de la caña y de castaña, la pesca y otros. En diciembre pasado, el Ingenio Azucarero Guabirá se constituyó en la primera empresa libre de trabajo infantil, trabajo forzoso y discriminación, luego de una rigurosa auditoría previa a la certificación. “Ello redunda en un benéfico impacto social y económico, tanto para los niños, zafreros, cañeros y la industria azucarera”, dijo entonces el presidente del ingenio, Carlos Rojas.
LA OIT
Rodrigo Mogrovejo, coordinador nacional de la Oficina de Proyectos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Bolivia, señaló que uno de los mandatos de la organización es la promoción del trabajo decente y la eliminación del trabajo infantil, con lo cual la OIT se alegra de ver la aplicación de estas normas de una manera práctica y concisa, lo cual servirá de lecciones aprendidas para otras empresas y la sociedad civil.
La entonces viceministra de Defensa de los Derechos del Usuario y Consumidor, Elizabeth Gutiérrez, que participó de acto en representación del Ministerio de Justicia, y felicitó la iniciativa del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) por promover el respeto a los derechos fundamentales y laborales de las personas, así como al ingenio Guabirá al que calificó como “empresa líder y punta de lanza”.
ESCENARIO MUNDIAL
La OIT señala que en el mundo existen cerca de 215 millones de niñas, niños y adolescentes trabajadores. En América Latina existen 14 millones de niños y niñas trabajando, equivalente a alrededor del 10% de la población infantil y adolescente. De ese total, 9 millones realizan trabajos peligrosos, equivalente al 7% de la población infantil y adolescente.
Estos menores no solo están expuestos a trabajos peligrosos, sino al maltrato psicológico, a la exclusión, restricción e incluso son juzgados por la apariencia física y vestimenta. Esta es la tarea pendiente del Estado.
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