A propósito de recordar el Día Internacional contra el Trabajo Infantil, el Defensor del Pueblo, Rolando Villena, ayer hizo conocer un informe sobre la situación de las niñas, niños y adolescentes que desarrollan actividades laborales en la zafra de la caña de azúcar, donde se detecta que la falta de información sobre sus derechos, la carencia de documentos de identidad y su cuidado, están entre los factores centrales para la permanente vulneración de sus derechos.
Villena dijo que la problemática de la explotación infantil está siendo debatida por años en el país, y añadió que “todavía no se encuentran las orientaciones normativas y políticas adecuadas para equilibrar el objetivo principal con la realidad lacerante de pobreza en la que viven muchas niñas, niños y adolescentes”.
Destacó también que se identifica a la explotación infantil, como uno de los problemas sustanciales a resolver, para asegurar la vigencia y el ejercicio de los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes; resaltó además en este ámbito, el trabajo en la zafra de la caña, la minería y la cosecha de castaña como las situaciones más graves y urgentes de atender.
Sostuvo que la situación de la minoridad en la zafra de Bermejo, que se efectúa entre los meses de mayo a octubre, es de total desprotección; pues mientras los padres están ocupados en medio de la faena sus hijos e hijas se encuentran en cercanías del área de trabajo, expuestos a una serie de riesgos.
Explicó que los menores trabajan quemando la caña, cortando, amontonando y cargándola a los camiones. Dijo además que no tienen ningún tipo de contrato, por lo que no se les provee equipo de seguridad. “Los propietarios cañeros y los contratistas señalan que no contratan a menores de edad y que la participación de estos en la zafra es responsabilidad de los padres o de los parientes”, detalló Villena.
Más datos sobre el trabajo de los niñosLos adolescentes mayormente trabajan de 10 a 12 horas, expuestos a las inclemencias del tiempo, de madrugada a las heladas y desde el mediodía a altas temperaturas, esto se suma a la precaria alimentación que hace débil su salud; pues contraen enfermedades endémicas y los gastos de salud no son cubiertos por el contratista.
Sobre la situación educativa, en la mayoría de los casos, manifiestan haber asistido a la escuela en sus comunidades de origen; sin embargo una vez que vienen a la zafra dejan de estudiar.
Sobre este panorama, el Defensor del Pueblo asegura que desde la gestión 2011, la Representación Departamental desarrolló el seguimiento a esta problemática, a través de verificaciones defensoriales y acciones de incidencia ante autoridades departamentales, buscando impulsar la protección y defensa de estos derechos.
Precisamente detalló que buscaron concretar acciones para que las instituciones, empresas y la propia sociedad tomen conciencia de la problemática y la necesidad de defender y proteger los derechos de las familias, pero especialmente de las niñas, niños y adolescentes en la zafra, “además buscar erradicar el trabajo infantil y proteger el trabajo de adolescentes”, concluyó Villena.
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