26 abril 2015
Mayordomo del siglo XXI, profesión con mucho futuro
Personal assistant executive es el nuevo nombre para definir al mayordomo del siglo XXI, una de las profesiones más requeridas por los ricos, según Juan de Dios Orozco, consejero de la Escuela Internacional de Mayordomos de Madrid.
Trajes impolutos, un excelente cuidado en las formas, sonrisa permanente y, sobre todo, el deseo de servir y atender las necesidades del otro parecen seguir siendo las máximas para triunfar en una profesión que está muy lejos de caer en el olvido.
Un oficio de hombres y mujeres con una formación amplísima y muy especializada, que no se limita a servir la mesa, “dirigen personas y propiedades”, y resuelven “antes de que se lo pidan” todas las necesidades de los señores de la casa, asegura Orozco, quien recibe solicitudes de todas partes del mundo para formar y proporcionar este exclusivo “personal de confianza”. En otro tiempo, comenta, ser mayordomo era una profesión muy considerada.
“Requería mucha responsabilidad y estaba muy bien remunerada”. Era el pilar de cualquier mansión aristocrática donde el servicio y el protocolo eran señal de distinción.
Una circunstancia que se mantiene, según Orozco, es el salario mínimo de estos profesionales, que oscila entre 35.000 y 100.000 euros anuales (entre 38.000 y 108.000 dólares). “En Reino Unido, en una casa con cierta capacidad económica, puede llegar hasta los 170.000 euros” (184.000 dólares).
“En este trabajo no hay una dedicación parcial. Nos levantamos primero y nos acostamos últimos”, admite.
Aunque cueste creerlo, en España actualmente existen muchos mayordomos, personas con recursos para hacer la vida más fácil sobre todo a clientes españoles, chinos, árabes y rusos.
Siempre está, no se lo ve
Hoteles de cinco estrellas, yates y mansiones de lujo son los que más requieren los servicios de un personal que lleva a su máxima expresión una actitud: “siempre está, pero nunca se le ve”.
Así define su profesión Jamila García, con una amplia experiencia como asistente de personalidades del mundo empresarial y político, quien apunta que la psicología es un aspecto esencial en su profesión.
“Tengo que estar informada de todo y adelantarme a las necesidades y deseos de quienes me contratan”, comenta García, para quien la palabra “imposible” no existe, en un ambiente donde el dinero no es problema. “Nada de lo que te puedan solicitar es imposible, aunque sea extravagante”, dice y recuerda entre sonrisas cuando le pidieron que cambiara un salón completamente decorado por un gimnasio, porque el espacio habilitado para hacer ejercicio, pese a sus dimensiones, no “les parecía suficiente a los señores”.
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