30 mayo 2016

Unos 50 niños malabaristas exponen sus vidas por 100 bolivianos al día

Johnny Rojas, malabarista de ocho años, había terminado su rutina en la avenida Blanco Galindo y se aprestaba a recoger las monedas que le ofrecían los conductores. Sin embargo, el niño no se percató de que un motociclista avanzaba velozmente por el carril central y antes de que pudiera reaccionar sintió un golpe que le hizo rodar sobre el asfalto.
Cuatro personas que habían presenciado el accidente en el kilómetro cinco y medio de esa vía, el viernes 13 de mayo, auxiliaron al niño y lo trasladaron hasta un hospital cercano para una revisión general.
Al igual que Johnny, al menos medio centenar de niños trabaja en las calles y avenidas de la ciudad, según estimaciones hechas por responsables de instituciones que apoyan a esta población, quienes prefirieron, no obstante, mantener sus nombres en reserva porque no cuentan aún con los datos oficiales.
Los niños malabaristas ganan entre 70 y 180 bolivianos, según un diagnóstico que hizo la Alcaldía de Cercado.
La educadora del programa Audiovisuales Educativos (AVE) Lizeth Salazar Bustos aseguró que si bien no se puede precisar cuántos niños malabaristas trabajan en las calles, señaló que en la fundación “Enseñarte” hay unos 50 menores que aprenden las artes circenses.
Muchos de los niños que aprenden malabares en esta fundación salen a trabajar a las calles de la ciudad, pero con supervisión de algún adulto.
Hay otros menores que aprenden por su cuenta y se sitúan en las avenidas para ganar dinero.
Salazar apuntó que en Cercado hay un grupo importante de niños que ejecuta diferentes rutinas de malabarismo y otro, también numeroso, en el municipio de Quillacollo.
Uno de ellos es Johnny Rojas, quien vive en la zona norte de Quillacollo y se traslada todos los días hasta la avenida Blanco Galindo, jurisdicción de Cercado.
Una semana después de haber sufrido un accidente, el niño salió a trabajar nuevamente a las calles como malabarista.
En una visita que realizamos a su hogar el viernes 20 de mayo, la madre del niño, Sabina Solís, señaló que su hijo había ido a trabajar, pero no sabía a dónde ni a qué hora regresaría.
La mujer afirmó que su hijo estaba restablecido y que el accidente no había sido de gravedad.
Sabina no trabaja, solo su esposo, por lo que el dinero que trae su hijo al hogar es de gran ayuda para esta familia de siete miembros (cinco hijos y la pareja de esposos).
“Ellos (dos de sus hijos) ganan buen dinero. A veces traen 60 bolivianos, o más. Eso nos ayuda bastante”, afirmó la madre.
CENSO
Ninguna de las instituciones que apoya a los niños trabajadores en Cercado se animó a dar una cifra porque esta población fluctúa cada día y hasta la fecha no se ha concluido un censo para precisar los datos.
En este sentido, la Defensoría de la Niñez y Adolescencia del municipio de Cochabamba se propuso censar en su jurisdicción a los niños trabajadores, especialmente a los que realizan malabares y a los que limpian parabrisas o venden dulces en horarios nocturnos.
El jefe de las Defensorías de Cercado, Juan Carlos Sánchez, informó que el censo para conocer el número exacto de niños trabajadores está en marcha y la idea es saber también a qué se dedican.
El funcionario público mencionó que muchos de los niños que están en situación de calle se dedican a limpiar parabrisas, realizar algún malabarismo en medio de los vehículos e incluso mendigar, enviados y supervisados por sus padres.
Sánchez prefirió no dar, por el momento, ninguna cifra sobre el número de niños que trabaja en la calle hasta que el censo haya concluido. La meta de la Alcaldía era acabar el empadronamiento este mes, pero por algunas dificultades que se presentaron, la tarea se extenderá hasta mediados de junio.
La coordinadora del proyecto Inti Kanchay (el sol que te alumbra), Alina Arellano, señaló que ellos como fundación “Estrellas en la calle” tienen la intención de realizar un censo para saber cuántos niños trabajan en la calle.
En su percepción, el número de menores que trabaja en las calles está disminuyendo, tras la polémica que hubo sobre el trabajo infantil.
Arellano advirtió que los niños que trabajan en la calle como malabaristas están en constante riesgo debido a que caminan en medio de los vehículos y “lamentablemente muchos conductores no respetan los semáforos y atropellan a los niños”.

INGRESOS
Según un diagnóstico que hizo la Alcaldía de Cochabamba para conocer la situación de los niños que trabajan en las calles, se pudo verificar que hay dos grupos: el primero que ayuda a sus padres en el mercado, vendiendo algún producto en los días de feria; y el segundo, aquellos que trabajan por cuenta propia, sin la supervisión de un adulto.
Muchos de los niños y adolescentes que trabajan como malabaristas o limpiadores de parabrisas, según el diagnóstico, han abandonado el colegio.
El ingreso diario de estos trabajadores oscila entre 70 y 180 bolivianos. Este dinero lo utilizan en la compra de alimentos para su familia, ropa, material escolar e internet.
Para provocar pena en las personas que observan sus malabares o de los conductores que limpian sus vidrios, los niños “han aprendido que cuanto más sucios estén pueden obtener más dinero”.
La Alcaldía logró llegar a los hogares de los menores y verificó que la mayor parte de ellos tiene una familia establecida. Los padres confesaron que sus hijos salen sin permiso, sin decir adónde van ni a qué se dedican.
El dinero que obtienen, en la mayor parte de los casos, lo administran ellos mismos y no se lo entregan a sus padres.

ABANDONO
El diagnóstico realizado por la Alcaldía evidenció que en las familias de estos niños existe abandono físico y emocional de parte de los padres, porque la mayor parte del tiempo los progenitores están fuera de la casa.
En estas familias se ha identificado que existe violencia y carencias económicas, además de mendicidad forzada, lo que es un delito. Los padres envían a los más pequeños a las calles.
En algunos casos, las madres mandan a todos sus hijos a la calle para pedir limosna. Una vez que ha concluido la jornada les piden el dinero que recaudan. Otros niños entregan a sus padres solo una mínima parte de lo que consiguen y se quedan con el resto.
Los niños escapan de sus hogares si sus padres les imponen castigos físicos o cuando les obligan a salir para trabajar en las calles.
Los pequeños malabaristas o que limpian parabrisas se ubican en diferentes puntos de la avenida Blanco Galindo (rotonda Perú, Viaducto y kilómetro 5.5), en la Víctor Ustáriz, en la avenida América y Melchor Pérez.
Los niños salen también a trabajar de noche, a vender dulces o flores en locales donde se vende alcohol, pero con la supervisión de sus padres.

LOS RIESGOS
Además del riesgo permanente de sufrir un accidente en la calle, los niños están en contacto con personas en situación de calle (menores y mayores), que son consumidoras de sustancias adictivas como la clefa y el alcohol.
La coordinadora del proyecto Inti Kanchay, Alina Arellano, confirmó que los niños que trabajan en la calle están en riesgo de caer en el consumo de drogas. Por este motivo, como parte de su programa, les hablan sobre este tema y los peligros de convertirse en un adicto.
Arellano pidió a la población que si ve que un niño está en la calle todo el día dé parte a la Defensoría u otra institución “para que se tome alguna medida. Se debe averiguar por la situación de este menor”.
“Si no tomamos una medida con los niños que están todo el día en la calle, pronto los vamos a ver viviendo en la calle e inhalando clefa”.

ES UN ERROR
El jefe de las Defensorías del municipio de Cochabamba, Juan Carlos Sánchez, advirtió que es un error que un adulto le dé dinero a un niño que trabaja en la calle, porque de esa manera lo está motivando a quedarse en ese espacio.
Los funcionarios que hicieron el diagnóstico de los niños que trabajan en la calle convencían a los pequeños a regresar a sus hogares, pero cuando éstos tenían una racha de buena suerte, haciendo malabares, decidían permanecer más tiempo.
“Nosotros decimos, el boliviano que destruye al boliviano”, puntualizó Sánchez.
Muchos de los niños que recaudan 20 bolivianos, o más, en una hora deciden quedarse a trabajar en la calle incluso cuando tienen algún malestar, como un dolor de muelas.
Recordó que el rol de un niño es estudiar y jugar, pero cuando él cree que puede sustentarse ejecutando malabares, deja todo y convierte la calle en su espacio de supervivencia, en el que puede trabajar para subsistir.
Muchos de los niños salen a trabajar en la mañana y después de un receso a mediodía se quedan incluso hasta las 11 de la noche.

Edad mínima para trabajar

* El Código Niña, Niño y Adolescente (Ley 548) del 17 de julio de 2014 establece en su artículo 129, parágrafo I, que “se fija como edad mínima para trabajar los 14 años”.

* El parágrafo II de este mismo artículo señala que excepcionalmente las Defensorías de la Niñez y Adolescencia podrán autorizar la actividad laboral por cuenta propia realizada por niñas, niños o adolescentes de 10 a 14 años.

* La actividad laboral por cuenta ajena, de adolescentes de 12 a 14 años, será permitida, según este mismo código siempre que ésta no menoscabe su derecho a la educación, no sea peligrosa, insalubre, atentatoria a su dignidad y desarrollo integral, o se encuentre expresamente prohibido por la ley.

Autorización

* El artículo 131 de la norma señala que la niña, niño y adolescente de 10 a 18 años debe asentir libremente su voluntad de realizar cualquier actividad laboral o de trabajo.

* El empleador está obligado a contar con permiso escrito de los padres o tutores, según corresponda, mediante formulario emitido por el Ministerio de Trabajo.

* Las Defensorías de la Niñez y Adolescencia autorizarán la actividad laboral y el trabajo por cuenta propia.

* En todos los casos, las Defensorías, antes de conceder la autorización, deberán gestionar una valoración médica integral, que acredite su salud, capacidad física y mental para el desempeño de la actividad laboral o trabajo.

Seguridad social

* El artículo 137 indica que el adolescente trabajador tiene derecho a ser inscrito obligatoriamente en el sistema de seguridad social y gozará de todos los beneficios que brinda este sistema, en las mismas condiciones previstas para los mayores de 18 años.

* Los adolescentes que trabajan por cuenta propia podrán afiliarse voluntariamente al sistema de seguridad social. El aporte será fijado considerando su capacidad de pago.

* Los Gobiernos Departamentales y los Municipales son responsables de promover el diseño de planes destinados a orientar a los adolescentes trabajadores para que efectúen las aportaciones correspondientes al sistema de seguridad social.

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