Doscientas diez personas con diferentes tipos de discapacidad han logrado colocarse en el mercado de trabajo de Santa Cruz en los últimos nueve años gracias a una iniciativa pionera de inclusión educativa y laboral para las personas con discapacidad, que surgió en 2005, impulsada por la institución Fe y Alegría.
Modesta Escobar, responsable de Educación Especial de Fe y Alegría Santa Cruz, detalla que esta experiencia es única en 18 países latinoamericanos donde tiene presencia esta institución educativa. A partir de ahora se intentará replicar el éxito en La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Tarija, además de otros países del continente.
Proceso de enseñanza compartido
Desde hace 20 años Fe y Alegría trabaja en la inclusión educativa de personas con discapacidad en el programa de escuela regular. Esto significa que infantes con y sin discapacidad comparten el proceso de enseñanza-aprendizaje en una sola aula. Hasta la fecha se ha incluido a 511 niños con habilidades diferentes en unidades educativas.
“Nos preocupaba que estas personas ingresaban a un centro de educación especial y de allí no salían. Era necesario prepararlos para la vida”, indica Escobar, por lo que trabajaron un currículo de formación ocupacional pese a que el Ministerio de Educación no lo contemplaba.
Padres, educadores y empresas, el triunvirato del éxito
Gabriela Quiroga lo soñó tantas veces que decidió, con el apoyo de sus padres, dar el primer paso para hacer realidad su sueño. Pese a su discapacidad intelectual, Gabriela quiere ser peinadora y se está entrenando para ello, es una de las alumnas del curso de belleza integral de la escuela técnica San Alonso.
Con timidez Gabriela revela sus aspiraciones: “Me gusta peinar, quiero trabajar en un salón (de belleza) y después tener el mío”. En el momento de la entrevista Gabriela pasa clases de simbado. Su profesora, Melfy Severiche, observa su trabajo y levanta el pulgar para arriba. Es la única estudiante con discapacidad, pero su nivel de aprendizaje, aunque lento en comparación a sus demás compañeras, es el mismo.
“Es con paciencia, esa es la clave del éxito para enseñar a las personas con habilidades diferentes”, dice la ‘profe’, que también enseña belleza en el centro de educación especial Julia Jiménez. Allí tiene alumnas sordomudas.
21 jóvenes en carreras técnicas
Como Gabriela, en los siete centros de Fe y Alegría hay 21 jóvenes con distintos tipos de discapacidad que este 2014 están estudiando diferentes carreras técnicas. Lourdes Montaño, educadora de apoyo a la inclusión técnica de las personas con discapacidad de Fe y Alegría, explica que el apoyo de los padres de familia y los educadores es fundamental para que estos estudiantes concluyan con sus carreras.
Para la inserción laboral también es importante el rol que desempeñan los padres así como el apoyo de los empresarios, dice Elena Montalvo, colocadora laboral de Fe y Alegría. Esta profesional es la responsable de tocar las puertas de las empresas para conseguir un puesto de trabajo. En los ocho años de vida del proyecto de Fe y Alegría en Santa Cruz, unas 150 empresas le han dado una oportunidad laboral a 210 discapacitados.
Montalvo es también quien hace seguimiento a los jóvenes desde la práctica laboral hasta su inserción. “No aceptamos caridad, el empresario tiene que saber que el joven es productivo y útil a la sociedad porque está capacitado, bajo ese entendido se da la inserción laboral”, afirma.
Supermercados Fidalga es la empresa que tiene un mayor número de personas con discapacidad en su planilla de trabajadores: 30 en total en sus sucursales de Santa Cruz y La Paz. Centro médico Kolping, hamburguesas Toby, imprenta Simmer, Belcorp y pollos Campeón, entre otras, son las que cumplen con esta política de responsabilidad social.
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