El comercio mundial se incrementó en 2/3 partes, según datos del Banco Mundial, lo cual explica en gran medida el efecto del incremento del PIB de los países en general. Este aumento basado en la gran demanda de los países asiáticos originó incrementos en precios internacionales de los commodities, hidrocarburos, minerales y oleaginosas.
En Bolivia el alza de su PIB está explicado en más de 1/3 por el efecto precio de estos commodities, un 12% por efecto cambiario y alrededor de un 10% por refuerzo de capacidad instalada.
Sin embargo, este auge del PIB surte efecto de manera directa en los sectores que lo generan, llámese hidrocarburos y minería principalmente que ocupan en promedio el 2% del empleo e impactan en algo más del 20% del PIB y al ser economías de enclave, no generan efecto multiplicador al menos en términos de empleo hacia los demás sectores de la economía, como los no transables que ocupan al 64% del empleo, pero impactan hasta en el 21% del PIB.
Mientras en los sectores petrolero y minero, el Gobierno ha permitido salarios extraordinarios al del presidente –y no estaría errada la política en tanto sea fruto de eficiencia y productividad– el resto de los sectores tienen la elevación establecida de rigor y aun así este es complejo en su aplicación e incide –dependiendo el tamaño y vigencia de la empresa– hasta de manera negativa en su sostenibilidad. Por ello, en Santa Cruz han cerrado el 50% de las empresas del sector textil.
En agroproducción, que pudo haber crecido bastante al aprovechar los precios internacionales, no sucedió, por el veto a las exportaciones y la toma ilegal de tierras que causa daño, tanto en la producción presente como en la propensión de inversión a futuro. Así, es una pena que teniendo un precio casi duplicado, la frontera agrícola solo haya crecido unos cuantos puntos porcentuales. Una oportunidad perdida.
Finalmente, y comparativamente con nuestro vecindario; el PIB per capita en términos reales el de Brasil con respecto al de Bolivia cambió de 4,4 veces en 2000 a 4,6 veces en 2011 y el de Argentina de 4,6 a 5,5. Pese a sus problemas, ¿parece que algo están haciendo mejor, no? Si así fuera, en términos de bienestar sus ciudadanos estarán mejor que los nuestros
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