Las inclemencias del tiempo, las pocas horas de sueño y la creciente competencia de vendedores de periódicos son los principales problemas que enfrentan con frecuencia los canillitas.
María Luisa Ocaña debe despertar cada día a las tres de la mañana para recoger los ejemplares de los principales matutinos, organizarlos y comenzar la venta. Su tarea se prolonga hasta las cinco de la tarde.
Asegura que la peor época es la de lluvias porque los periódicos pueden arruinarse.
Piensa que el periodismo digital y el avance de la tecnología han disminuido la cantidad de lectores de los diarios y, por lo tanto, los retos para las editoras son mayores.
Añade que ahora casi todos pueden leer la información de manera inmediata en sus celulares.
Como ella, 150 afiliados del Sindicato de Canillitas tienen la misma dinámica todos los días.
La mayoría trabaja junto a sus hijos e incluso nietos.
La organización aglutina a los comerciantes de las provincias para garantizar que las ediciones lleguen a los municipios más lejanos.
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